viernes, 21 de enero de 2011

Nadar en mierda

Afortunadamente, la mayoría de los días tengo cosas mejores que hacer a las 6 de la tarde que ver la televisión.

Pero hoy viernes no era así, y tras un rato demasiado largo haciendo cosas demasiado frikis como para ser relatadas en un blog de odio (con citar las palabras claves carolingio, Séneca y tinto Don Simón bastará), me ha dado por prender el televisor.

¡En horario de tarde!

Partiendo del hecho de que en mi mando a distancia hay una chincheta impregnada en sida sobre el número 5, para que me lo piense dos veces si alguna vez tengo la tentación de presionarlo, he de decir que la oferta existente en los otros treinta y pico canales no resulta muy edificante.

Antes, cuando apenas había cinco o seis canales, la tele era bastante mala. Pero ahora, con la TDT, las posibilidades son tantas que lo que antes era una ligera ducha de basura televisiva ahora supone un auténtico baño de mierda.

En la1, Amar en tiempos regüeltos. Si alguien no sabe porque odio esa telenovela, debería leer un par de entradas atrás. La2, con un documental sobre tiburones salmón (lo juro por la mano mágica de Titín III) no proporciona mucha diversión, pero al menos no dar ganas de rascarte la garganta a través de los ojos.

En Antena3 un anormal cuyo nombre no conozco, pero que siempre sale en todas las tertulias rosas, ya sea opinando sobre la labor cultural del último ladrón que hayan enterrado los de la SGAE, o hasta donde tiene de caídas las tetas la duquesa de Alba, analizaba el caso de una niña asesinada con la morbosa y no por ello menos categórica afirmación de que "sospecha que el asesino puede estar muy cerca de la familia".

Anuncios en cuatro, donde ponen -a veces- un programa entre la pubicidad. Vascos hablando de cosas vascas en idioma vasco en la vasca vasca. Pelis del Oeste más viejas que el Cañón del Colorado en la otra vasca.

Dibujos animados en laSecta. Esto me ha sorprendido, esperaba encontrarme algún capítulo de una serie sobre detectives del ejército americano que echan a todas horas (o quizás sea que son varias series y todas tienen el mismo lamentable aspecto), o un nuevo capítulo de Megaconstrucciones, que me recuerde por qué odio la ingeniería, y me ponga al corriente de que algo va mal, porque a Jimmy y su equipo les han traído roscas withworth y tornillos métricos, y no podrán entregar a tiempo el megatubo nasal que le están construyendo a Maradona.

Las televisiones regionales con su calidad de imagen que parecen la televisión local de un barrio pobre de Somalia. Popular Televisión con un fresco magacín vespertino grabado en un decorado tan feo que parece el interior de los contenedores de basura orgánica de Chernobyl, y en el que, bajo la apriencia de programa amable, intentarán convencernos para que apadrinemos a los sobrinos de Primo de Rivera o le compremos a un madero retirado una pulsera mágica que ya ha cambiado la vida de, al menos, los cuatro tontolabas que salen en el anuncio.

Y mucha más morralla en la TDT, con las típicas frescas madridistas en MarcaTV, haciendo méritos para que las fiche laSexta. y unos tipos dando guerra en lo que yo creía que era un concurso más de baile para jipjoperos, pero resulta que es la edición número dos mil de Operación Truño, cuyos discos serán tan malos que se los va a piratear hasta Teddy Bautista.

Y ya, casi al final de la rueda, lo que faltaba. GH24. ¿Y esto qué coño es? Me cago en los muertos del gordo aquel que no se cambiaba de jersey, Gran Hermano en emisión continua. ¡Que hay un canal exclusivamente dedicado a eso! Veinticuatro horas al día emitiendo la vida de una docena de macacos encerrados en una casa de diseño.

(Al menos, y esto demuestra que el que no se consuela es porque no quiere, jamás nadie se ha acercado a comentarme "Eh, tío, que la Vane se ha terminado el cocacao del Chiflis, que como es un trasexual que ha estado en la cárcel por prostituir a su abuela, ahora dice que van todos en contra suya y no piensa tomarse en serio la prueba de inmunidad para conseguir un cigarro liado de tabaco y pelos del sobaco de la Milá si hacen entre todos una división con llevadas", ni nada parecido. Algo es algo.)

Buf. Paro que me ahogo, y no sé si es por el olor de la pantalla o porque acabo de leer el párrafo anterior sin una bombona de oxígeno a mano.

En fin, que a no ser de que tengas unas carencias mentales como para competirle el título de los pesos pesados del retrasadismo a la Infanta Elena (en cuyo caso sólo tienes que pretar el '5' del mando), si no te gusta el deporte, ya puedes darte por jodido. Prácticamente sólo unos cuantos personajillos amarillos se salvan de la quema. Y eso si pillas algún capítulo previo a que Matt Groening decidiera que ya era suficientemente rico como para seguir haciéndonos gracia.

Así que ya sabes, apaga la tele y lee un libro. Y si te pasa lo que a mí, que te cuesta entender las cosas porque te falta verano y medio, ábrete un blog y se lo cuentas al personal.

jueves, 20 de enero de 2011

Terrorimmo panocho

Pónganse en situación: uno prende el televisor de buena mañana y se desayuna con la noticia de una agresión con puños americanos a un consejero del gobierno de Murcia.

Como diría el gordo de la tienda de comics de Los Simpson, "no hay emoticonos para expresar lo que siento". ¡Pochestrom!

La kale borroka ha llegado a Polaris World, y la juventud radical se lanza a quemar carritos de golf al panocho grito de "Gora Murcia ascatutá, pijo; amo al corteinglé a compranno pasamontaña".

Las hostias las repartieron tres tipos en plena calle, y el agraciado -que ya no puede decir que nunca le caiga nada, pues ha recuperado con la agresión lo echado en El Niño- se llama Pedro Alberto Cruz, y aunque es sobrino del presidente de la Región de Murcia (Ramón Luis Valcárcel, a quien renovamos el saludo que ya enviamos en los prehistóricos inicios de este blog), su carrera política no tiene nada que ver con este parentesco, sino que se debe a sus impresionantes aptitudes laborales, especialmente destacadas en los ámbitos de la cultura y el turismo, que fueron las que le sirvieron para hacerse con el sueldo de la Consejería del ramo.

Concretamente, confirma nuestro enviado especial a la zona Jose Antonio Camacho, una vez se folló a una sueca y se leyó media página sobre cicatrización interna en la ¡¡¡wikipedia en murciano!!! después de comprobar que dicha nórdica se llamaba Olaf, y muchas otras cosas que Jose nos comentaría si no estuviera ocupado en secarse el sudor de las axilas y tratar de llevar a Osasuna a un derby con el Alavés el año que viene.

El caso es que desde Bilis queremos condenar la violencia de cualquier tipo, incluyendo el peligroso y creciente terrorismo murciano de media intensidad y las revueltas de clérigos chiítas radicales en Cidamón. Porque hay que ser buenos, y en el caso de que haya que dar unas hostias por lo que sea, debemos dejar que sea la policía la que haga su trabajo. Que para algo les pagamos.

Además, como dijo Mamón Jáuregui (cómo me gusta el humor, empieza uno escribiendo Mamoncín, y ya no puede parar), "jamás es justificable una agresión, y menos a un cargo público". Porque todo el mundo sabe que los cargos públicos tienen más derechos que el resto de los ciudadanos, y está más feo pegarles a ellos que a un vendedor de castañas, por ejemplo; quién sabe si dentro de esas especiales prerrogativas estará también la impunidad total ante el robo, el premio continuo a la estupidez, o la posibilidad de desvirgar a las niñas cuando salgan de su primera comunión, dando un toque moderno al lamentablemente abolido derecho de pernada.

Y no se rían, que todo puede ser. Porque esto de las agresiones injustificables no lo digo yo, sino un tipo que es Ministro de Presidencia (¿qué controla este tío? ¿que Zapatero no se cague encima tras el enorme es esfuerzo que le supone convertir todas las palabras agudas en esdrújulas?). Una voz autorizada, oigan.

Más tarde, la policía detuvo a un tipo por la agresión, el cual ha quedado en libertad tras serle tomada declaración, después de que el consejero no fuera capaz de reconocer a su presunto agresor. Es lo que tiene que te estén dando lumbre al careto con un puño americano, que este peculiar utensilio, al contrario que los sistemas de calefacción de Ibertrola, no se preocupan tanto por las personas y los animalitos. Lo último sería que mientras te hacen un trabajito en la mandíbula o te alicatan la jeta de la barbilla al occipital, tuvieras que quedarte con la cara del albañil, y que de ello dependiera la condena del agresor. Otro minipunto para la eficiencia policial.

-Pero Bilis, ¿no estrabas mostrando conscientemente una clara ambigüedad ante la agresión, que da a entender que en realidad te hace gracia que le hayan puesto la cara a un consejero de gobierno de Murcia como un plano de Sarajevo en 1994?
-Qué raro hablas, coño. Y la respuesta es sí, pero aquí la cosa es quejarse de todo. Parece mentira. Hay que leer más este blog. Por ejemplo, éste simpático artículo relacionado con agresiones a políticos.

Hasta aquí la detallada información con la que Bilis les pone al tanto de lo ocurrido en el mundo, aunque confieso que ingoro si seré capaz de volver a escribir algo durante un largo periodo de tiempo, ya que esta noticia me ha afectado profundamente, desatando en mi interior un torbellino de sentimientos que difícilmente pueda volver a sentir, si no es en el hipotético caso de que el telediario me sorprenda con algo que incluya los términos Real Madrid, autobús, impactar, y camión cargado de heces de caballo y dinamita. Y puede que ni eso.

No peguéis a políticos ni abandonéis chuchos en la carretera, ellos nunca lo harían.

miércoles, 12 de enero de 2011

Todofobia (making friends IV)

Odio.

Odio a todos aquellos que tienen, por la cara, cosas que no merecen, como Paris Hilton, o cualquier otra prostituta del estilo. Y odio aún más a los que, teniéndolas, se permiten dar consejos a los demás acerca de cómo hacer para sobrevivir sin tener lo que ellos poseen. Ahí entran el rey, la reina, el príncipe, sus hermanas (la fea tonta y la que parece normal y humana al lado suyo), y los tres millones de nietos que, a la que les llegue la adolescencia y descubran el martini y la cocaína, nos van a dejar a la altura de Sudán.

En el primero de los grupos anteriores también pueden encuadrarse aquellos que, sin tenerlas desde la cuna, se las han conseguido a base de no hacer nada, como Belén Esteban, Rociíto, o Letizia 'Vomitoaversinosemevédeperfil' Ortiz.

También podría entrar Belén Esteban en la categoría siguiente: odio a la gente que hace público alarde de su completa ignorancia.

Es por ello que odio a cualquier ministro que no sepa situar en un mapa todos los países del mundo. Y a los que sepan, también, pero por otras razones. Por respirar, por ejemplo, que es tan válida como cualquier otra.

Odio a los bakaletas que se jactan de la droga que se han metido delante de una cámara; odio a la selección brasileña de fútbol y también, aunque en menor grado, a la argentina.

Odio el cardo; el cardo sólo, el cardo rebozado, el cardo con almendras... lo mismo daría que fuese cardo con mierda. Odio que la calle esté mojada cuando no ha llovido. Odio Amar en tiempos revueltos, porque soy incapaz de continuar mis siestas en cuanto noto el revoloteo de sus insoportables diálogos. Y odio a los hijos de puta que me despiertan para alertarme de que han mejorado la cobertura de internet en mi zona, y que se han inventado un par de trolas nuevas esta mañana, mientras esperaban a que su mujer saliera del prostíbulo y fuera a casa a ponerles la comida, y me las van a comentar ahora dentro de sus nuevos planes de precios. Y, por encima de ellos, odio a sus jefes, que colocan en puestos cara al público, por ahorrarse cuatro duros, a personas de acento incomprensible que no saben si Albacete es una provincia manchega o una calle de Madrid.

Odio a los nazis. Odio a Intereconomía, que hace parecer bolchevique a Antena3 y El Mundo. Odio a Rouco Varela, y con él, a toda la jerarquía católica. Y odio más aún a aquellos nazis que aparentan renegar de ello.

Y, tanto o más que a ellos, odio a los jodidos progres, que no hacen sino dar a los nazis razones de peso para que nos pasen a todos por la vaporetto a la polaca.

Entre ellos, odio especialmente a músicos, actores, y otra serie de iluminados, que se creen con derecho a educar moralmente a la sociedad cuando ellos son, día tras día, espejo de todos los vicios, escándalos y degeneraciones de la raza humana que puedan imaginarse.

Y, especificando más, odio a esos artistazos que, no contentos con vivir en Miami, Aruba, Suiza o el coño de la Bernarda, para evadir los impuestos españoles (con lo fácil que es directamente, mentir a Hacienda, como la Campanario), tienen la inmensa cara de pedir que la Justicia condene a un tipo por bajarse una de sus canciones. (Que sí, deberían condenarles, pero por exponer a sus inocentes oídos a esa mierda infecta).

Odio a todos los que, por tener una imagen pública, como Farruquito, la mentada Campanario o Guti, pueden pasarse la justicia por el forro de los cojones, y conducir borrachos o intentar camuflar a su madre de inválida para pescar subvenciones, sin que, cuando les descubren, pase nada.

Odio a todos los que matan en el nombre de una patria o un dios, y a todos los que les alientan y justifican: desde los talibanes al idiota convencido que te pone el pacharán en una herriko taberna.

Odio a todos aquellos que, sometidos a la humillación o mierdecillas innatos ellos, aprovechan la posibilidad de venganza con el débil que más cerca le pilla: los hombres que pegan a sus mujeres, el Reino de Marruecos con los saharahuis, o CR7 metiéndole goles a manta al Levante sin haberse quitado aún la orina de Iniesta de la cara.

Odio al periodismo en general, y al deportivo en particular. También odio a Gonzalo Miró, que se cree periodista cuando sólo es un anormal con barba de tres días.

Odio al Estado español, que oprime al pueblo vasco; odio al pueblo vasco, que oprime al pueblo riojano; y odio al pueblo riojano, por feos.

Odio al Partido Popular en toda su extensión, con gaviota y todo. Y a Esperanza Aguirre (y al que conducía el helicóptero, por volar tan bajo), a Esteban González-Pons, Fabra, Pedrone, y Cuca Gamarra en particular. Odio al Partido Socialista, ante los cuales, el temor a que su estupidez sea contagiosa, me impide aprender sus nombres.

Odio los documentos bilingües/trilingües/cuatrilingües/laputaTorredeBabelenunimpresoparacualquierchorrada en lugares donde sólo sabemos hablar castellano, y mal. Mientras tanto, vas a Cataluña, los carteles están sólo en polaco, y si te multan por ello, tienes que reírte (en catalán).

Y para acabar, como siempre, un poco de cultura: en esta ocasión la bella estrofa final de Rencor, el primer sínguel de aquel gran grupo, tan injustamente denostado por crítica y público, que fue Beso Negro:

Odio a ETA, a la madera, odio al Real Madrid; por mí os podíais morir. Chán-chán.

viernes, 7 de enero de 2011

Bilis Awards 2011

Si los del 'Coche del año' lo hacen, Bilis también.

Así que, con un par, vamos a entregar el premio al personaje del año cuando tan sólo llevamos una semana de 2011.

La medalla de bronce es para Cristiano Ronaldo que, según sesudos y objetivísimos estudios realizados por prestigiosos profesionales como el director de Marca, su gordo homónimo del As, y un tarro relleno de bosta de camello sidoso, es guapo, simpático, solidario, y muchas más cosas que ya detallamos aquí con anterioridad.

(Si usted vive en Cataloniaisnotapain, y el cerebro se lo intentan comer otros deficientes con ínfulas de grandeza por el mero hecho de dirigir panfletos deportivos, puede aplicar todos esos adjetivos a Josep Guardiola, que también reside "en un país pequeñito situado allí arriba, donde mandan bastante poco". ¿Qué será la República Rural Riojana, si Cataluña es pequeña y pinta poco?).

La segunda posición, y veinte puntos para la clasificación general de Persona Más Molona De Todos Los Tiempos, es para Ángeles González-Sinde, la ministra más odiada del año por pretender restringir las descargas de propiedad intelectual de internet.

Manda cojones que la gente se vuelva loca cuando amenazan con impedirles que se descarguen Avatar o el último disco de Mamoncín -ah, no, que eso no se lo bajaría ni su puta madre la coja- y le dé más importancia a las cosas referidas en el punto premiado con la medalla de bronde de estos Bilis Awards que al hecho de vivir en un país con casi cinco millones de parados que lleva gobernado por fascistas que salen en Nochebuena a reírse en tu cara a ver si se te indigestan los langostinos -o la suela de los zapatos, a quien no le quede otra cosa-.

Y, por fin, la vencedora que, para remarcar aún más lo absurdo de los métodos seguidos para nombrar al ganador de estos recién creados galardones -frases sencillas y directas, el nuevo año no cambia un ápice la fluidez verbal de este su gástrico contenedor de estupideces-, probablemente realizara los méritos que le otorgan el premio hace ya unos cuantos años, lo cuál hace a la simpática anciana más merecedora aún del prestigioso premio, ya que, al desconocer a qué gobierno se refiere, podemos inferir que se refiere a todos ellos. Respecto a la policía... pues siempre es la misma, qué le vamos a hacer, no hay elecciones para escoger a los maderos.

(Miren, ahí va la primera propuesta constructiva de Bilis para este año: elecciones a policía, ¿se imaginan? "Prometo defender a las viejecitas y pegar fuerte a los gitanos; y no poner multas de tráfico a los coches que acaben en número par". "Pues yo prometo pegar más fuerte aún, pero sólo a los moros". La puta mofa).

Pero bueno, la cosa es que como me he enterado hoy mismo, pues computa -como Telecinco- para esos Bilis Awards 2011. Vamos, que cuando Belén Esteban aprenda a leer allá por el 2026, podría entregarle, siguiendo estos criterios, el premio al escritor del año a Miguel de Cervantes.

Basta ya de sandeces, resuenen clarines y tambores. An de güiner ís... aquesta honorable señora, que tiene de loca lo que yo de adicto al trabajo.

Y esto es todo por hoy. Si no les ha gustado esta entrada, imagínense lo que les pasaba a los delanteros que jugaban contra Pablo Alfaro y Javi Navarro. Y si les ha gustado, no desesperen, porque en Bilis todo es posible; incluso que, con carácter retroactivo, premiemos a los tipos más competitivos de 2010, 2009 y 2008. O incluso más atrás, y hagamos un especial reconociendo al hombre del año durante toda la era cristiana. Todo sea por llegar al 892 y premiar a Lamberto de Spoleto por aquel día en que desenterró el cadáver del Papa, le juzgó, le declaró culpable de algo chungo y lo tiró al río.

Así empezamos el año en Bilis, con generosidad y enlaces a Youtube.

Policía de mieeeerdaaaaaa, gobierno de mieeeeeerdaaaaa. ¡Viva Galiza ceibe! ¡Coño ya!