martes, 21 de octubre de 2008

Decálogo para acabar con la crisis

He aquí un decálogo gratuito con el que abstraerse de los principales inconvenientes -vivienda, transporte, comida, carestía de la vida...- que trae consigo la tan manida crisis. Para facilitar su comprensión, viene numerado en los cuatro idiomas más populares de esta galaxia, usease, castellano, english, euskérico y el idioma de los extraterrestres popplers de Omnicron Persei 3 en Futurama.

Uno/One/Bat/Glär
Siga este decálogo. Parece una perogrullada, pero el primer punto de cualquier decálogo que se precie debe incitar al lector a cumplir ese mismo decálogo.

Dos/Two/Bi/Glor
"Los ricos no son su prójimo". Recuerde estas palabras y aplíquelas como si de la Biblia se tratase. Si usted no es creyente aplíquelas como si se tratase del recetario de Karlos Arguiñano comentado y amenizado por él mismo, o sea, la Verdad Suprema.

Tres/Three/Hiru/Glorki Glor
No vote. Nunca. Jamás. Hemos comprobado que con una clase política rigiéndonos la crisis ha llegado imparable. Por pura lógica, sin clase política la crisis jamás hubiera sucedido. Quien se oponga a este razonamiento carece de base sólida para refutarme, puesto que no conoce el resultado de acabar con los políticos. Cuando lo hagan y no funcione, vengan a Bilis a quejarse.

Cuatro/Four/Lau/Glanki Glei
Desarrolle un medio de locomoción propulsado por un combustible barato o gratuito -agua, gases intestinales...-.En caso negativo, comparta vehículo a la hora de viajar con otra persona. En caso negatico compártalo con varias, se llama autobús y es barato. En caso negativo compártalo con muchas más personas, se llama tren, no es tan barato pero tiene bar. En caso negativo, no se desplace. Total, ¿a dónde va a ir? Todo es demasiado caro.

Cinco/Five/Bost/Gloum
Ocupe una casa. Es preferible que sea propiedad de una constructora que no haya logrado venderla, puesto que la gente que se ha dejado los cuernos para reunir un dinero con el que pagar la entrada de un piso puede molestarse, además de que no está bien robar al prójimo. Eso sin tener en cuenta que hay quien posee escopeta.

Seis/Six/Sei/Gloumi Glär
Déjese atrapar por una adicción autodestructiva. Inmerso en ella, todo el resto de su vida carecerá de importancia, y los problemas derivados de la crisis también. Puede empezar por el Don Simón en cantidades industriales y pasarse después a drogas más duras y peligrosas como el opio, la heroína o leer el ABC.

Siete/Seven/Zazpi/Gladio Lorl
Contraiga matrimonio con un mienbro de la Familia Real. Elena (la más fea y tonta) estará libre en breve; sino, no desespere, puede proponérselo a alguno de los retoños, como Froilán o Leonor (los únicos cuyos nombres conozco), ya que uniéndo las leyes de matrimonio homosexual vigentes en España con la tradicional afición de los borbones a concertar matrimonios con menores de edad, incluso si éstos eran familiares directos suyos, todo son ventajas. Además, recuerde que no debe dejar de lado su respetable gusto por la cocaína para ser aceptado por la familia más campechana del reino.

Ocho/Eight/Zortzi/Gladio Nacional
Tome el control del mundo y dirija la civilización hacia un modelo económico más igualitario. Se admite, siempre que recuerde lo de su prójimo, que utilice la guillotina. Cuanto más desproporcionadamente mejor, hay corbatas que no se merecen los cuellos que las lucen.

Y, para terminar y dejar claro porque soy un lechón blógico, aquí está el noveno y último punto de mi decálogo. La solución, ya apuntada aquí en Bilis con anterioridad, a todos sus problemas:

Nueve/Nine/Bederatzi/Gloria Stefän
Suicídese. El Gobierno se lo agradecerá.

jueves, 16 de octubre de 2008

Miénteme

Coja usted una canción popular, cámbiele la letra, atribúyasela a algún deficiente mental que resulte gracioso y expóngala ante la opinión pública en televisión. Habrá convertido automáticamente esa letra impostora en un exitazo.

El primero de los dos superéxitos de hoy es "Alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual", patética versión perpetrada por la hinchada del Cádiz que la tele ha hecho pasar por canción original. Mentira. Mentira la letra y mentira que les de igual, porque si te la suda el resultado no lloras cuando tu equipo falla un penalti en el último minuto y te vas de Alicante a Segunda B sin escalas mientras me orino encima, incapaz de contener dentro de mi vejiga tanta alegría.

Cada medio de comunicación tiene su función, y la televisión está pensada para tergiversar las cosas y confundir al ciudadano. Así mismo la radio sirve para saber lo que debes pensar acerca de cada tema en función de la emisora que escuches (impagable aquel momento en que, aplicada esta máxima a la prensa escrita, oí "El País es el periódico que leo para saber mi opinión"), y los periódicos están para envolver el bocadillo o limpiarse el ojete.

También gracias a la tele ha alcanzado gran popularidad otra canción, banda sonora de un acontecimiento tan primordial para la historia de la patria, que según informaciones privilegiadas a las que servidor a tenido acceso, será el elegido para el final de "Cuéntame..."

En efecto, me juran que la mítica serie, que se ha llevado más allá de su previsto final original, la muerte de Franco, y que se pretendía estirar hasta otros acontecimientos de gran calado, como la muerte del Fary o el primer paseo espacial de un astronauta a bordo de una nave española, ya ha encontrado fecha definitiva para echar el cierre.

Nos perderemos el momento en el que el realmadridnauta (del castellano Real Madrid, Universo y del griego nauta, yogur) ponga el primer ladrillo caravista sobre la superficie de Venus. Tampoco podremos ver como, en ese futuro lejano, la abuela Herminia –tía del rey godo Recaredo por parte de madre–, cumpla novecientos setenta y ocho años el mismo día en que Carlitos se jubile. Ni el retorno de la hija desde Inglaterra para trabajar en la compañía de teatro de Andrés Pajares y seguir de fornicio con extranjeros, esta vez nietos de Dinio llegados en cayuco. Tampoco veremos como el hijo rebelde se convierte, oficialmente y ante notario, en el último votante de Izquierda Unida o como Antonio Alcántara se cambia de sexo y se casa con su hermano Juan Echanove.

Puede, incluso, que en ese hipotético último capítulo ya se hubiese desarrollado la tecnología necesaria para devolver al chaval de las gafas –sitúense, el tipo alto, últimamente plagado de acné y con pelo largo, amigo de Carlitos– al mundo de los vivos; pues de todos es sabido que el pobre jovenzuelo dejó de participar en la serie cuando falleció tras sufrir un ataque de caspa en pleno rodaje y que los giros del guión tratan desesperadamente de evitar su aparición es escena hasta una descomposición total del cadaver.

Pero nadie sacará ya a este granudo joven de los infiernos, pues "Cuéntame..." acabará cuando don Pablo, el auténtico malo de la serie, al lado del cual el Caudillo no era más que un secundario ancianito, muera víctima de un infarto tras vaciar su bolsa escrotal sobre la multitud que le llevaba irremisiblemente al orgasmo cantando "Yo soy español, español, español..." en las calles de Madrid minutos después que la selección española ganase la Eurocopa del 2008.

Este es nuestro segundo temazo del día. Otro hito de la canción popular perpetrada por simios con camisetas rojas que las televisiones se encargaron de popularizar entre muchos otros humanoides y ante el que ninguna persona de bien puede sentirse indiferente.

No, mis querídos especímenes. La abominación de cientos de imbéciles cantando con orgullo su nacionalidad da miedo, mucho miedo. Y, aunque parezca que esto sí nos la trae floja y no el resultado que cantaban los gaditanos, la verdad es que la dichosa canción crea unos sentimientos de autodestrucción tan fuertes que pueden llevar a un hombre cabal a huir de un bar con tal de no escuchar a Falangito y sus amigos. El personal está fatal y no debe tomársele con indiferencia.

Estas epidemias repentinas de nacionalismo son preocupantes, y de ninguna manera me dan igual; lo opuesto sucede con la resaca, como dice realmente la canción. Si no, jamás bebería una gota, porque poseo decenas de miles de experiencias con la susodicha señora, las suficientes como para conocerla bien a fondo y temerla infinitamente menos que a un grupo de macacos descontrolados lanzando loas a su patria.

jueves, 9 de octubre de 2008

Socialismo o suerte

Andaba servidor buceando en las inmensidades de la red, entre toneladas de estadística infinitesimal, biología algebraica lineal, teoría combinatoria precolombina, manuales de física cuántica y la página del Marca, todo ello aderezado con la dosis diaria de porno recomendada por la Organización Mundial de la Salud –entre cuatro y cinco horas diarias, según la estación del año–, cuando fue a dar con el editorial de los chicos de "Karmadice:".

Dada mi total admiración hacia los karmaradas de la citada publicación, no tuve menos que alegrarme al ver que trataban en su número de este mes el mismo tema que servidor en su diatriba de la semana.

Así, redundando un poco en el mismo tema, y como el señor redactor de semejante editorial –Julio Albitre, entre otras cosas pretérito candidato a alcalde de Bilbao, casi nada– tiene una clase que, puesta junto a mi lamentable prosa surgida de las tripas de un humano con cierto resquemor, no serviría para otra cosa que para establecer el mismo analogismo que puede existir entre la madre del rey y Stephen Hawking –nosotros coincidimos en un tema, ellos en una silla de ruedas, pero a partir de ahí, es como comparar a Dios con un gitano, que se dice en mi etílica tierra–, pues aquí se la copio tal cual. El título de la entrada de hoy es, por supuesto, el que encabezaba el citado editorial. Para ustedes, queridísimos jipis.

<<El socialismo ahora es para los ricos. Para los demás queda la suerte. Y eso, con suerte. Llega un día en que los bancos tienen problemas de dinero y las migajas dejan de caer por el borde de la mesa. Según Díaz Ferrán, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, la economía de mercado se merece un paréntesis. George W. Bush, el presidente de los Estados Unidos es más directo: 700.000 millones de dólares en dinero público sin marcar, o el caos. Los especuladores suspiran: eso sí es un Fondo de Garantía Salarial. Ensayan ya sus desfiles del primero de mayo por Wall Street y aprenden las consignas del hombre nuevo: “Propietarios del Mundo Uníos”, “Arriba parias de la bolsa”, “No quebrarán” y el inmortal “Qué hay de lo mío”.

Veremos qué ocurre cuando no haya más dinero con que cubrir los agujeros heredados del capitalismo. Llamarán a la austeridad absoluta, a apretarse el cinturón a la cintura o al cuello, según los casos. Rascarán. Escarbarán. Prohibirán sacar los ahorros del Banco. Entonces será el corralito, corralazo, corralón. Un tango argentino a escala global para el baile final de los vampiros.>>

Karma dixit.

lunes, 6 de octubre de 2008

Consumismo libertario

Ya llegó, están aquí, los chicos del adoquín. Y si no quereis taza, taza y media. Porque acaba de caer la gota que colma el vaso, la blasfemia que hace que al de arriba ya le llegue hasta las cejas.

Al señor Zapatero, para paliar la crisis que ha generado la explosión de la burbuja inmobiliaria, no se le ha ocurrido mejor cosa que regalar 3000 millones de euros a los arruinados constructores.

Cómo mola el capitalismo. La hostia en verso señores. Acumula cuanto puedas a costa de los gilipollas de los trabajadores, hundiéndoles las vidas a base de hipotecas que les convierten en tus esclavos de por vida, que si –Dios no lo quiera– un buen día se te viene abajo todo el chiringuito y te arruinas, el buen Gobierno se encargará de que esos mismos pobres se rasquen sus famélicos bolsillos para suvbencionarte la crisis con sus impuestos.

Para eso sirve el Estado. No, si al final iban a llevar razón los anarquistas... lástima que el personal se haya pasado el siglo XX dándole por el saco a todo aquel que se oponía a la autoridad competente, a los viejos rojinegros les habría hecho gracia el asunto este.

¿Pero cuántos votos le corresponden a cada promotor urbanístico? Porque si votan sólo una vez como cada mortal, la desproporción entre los agradecidos millonetis y los irritados pobretones es tan enorme que la jugada les va a salir muy mal a los sociatas en las próximas elecciones. ¿O acaso hay algo más aparte de los votos que pueda interesar a ZP y que los agraciados del ladrillo le puedan dar? Lo desconozco, a mí no me pregunten, sólo soy un deficiente con teclado y mucho tiempo libre. Gracias al paro, of course.

Menos gastos en escuelas, en transporte, en sanidad, en infraestructuras... menos mal que sube la asignación a la Casa Real, que sino esto sería el despelote definitivo. Y todo ello para que los mismos cabrones que han inundado de cemento cada milímetro de costa española, y que han hecho ricos a no pocos alcaldes gracias a la corrupción y las recalificaciones, no tengan que acabar vendiendo klinex en un semáforo como un simple negro.

Dicen que la cosa viene de los USA. Será verdad. Todo menos el pacharán viene de América, como todo el mundo sabe. Pero allí, en cuanto al retrasado mental de Bush se le ocurrió una propuesta del estilo ZP, es decir, salvar con dinero público los culos de los más ricos de entre los ricos, enseguida se le lanzaaron a la yugular.

Afortunadamente, el sector más ultraconservador de los Estados Unidos frenó un poco el cachondeo. Y es que los ultras del partido republicano, aparte de ignorar a Darwin, y seguir sin estar muy convencidos con aquello de la abolición de la esclavitud, tienen un concepto muy suyo del sueño americano. En su concepto cada cual ha de llegar a la cima por sus propios medios, por lo cual no contemplan nada parecido a la solidaridad con los pobres, pero tampoco van a dejar que el Estado sufrague las deudas de unos cuantos banqueros especuladores que se han hundido merced a sus propios errores. Al final habrá ayudas estatales, si, pero con matices.

En España no tenemos nadie que le haya tratado de parar los pies al presidente, y todos seguimos tan tranquilos, comiéndonos la tostada aunque nos la unten de pura mierda; mientras, ZP y Rajoy tienen la desfachatez de echarse en cara las cifras del paro en el Congreso. "Ahora hay un 12.5 % de paro". "Pues cuando usted era ministro había un 14". "Pues cuando su partido gobernaba hace quince años y a poco nos lleva a la ruina había un 25% de paro". Y así, tan anchos, se pasan la mañana, sin pensar en posibles soluciones -si es que las hay, que lo dudo-. Pero para qué van a pensar, si se la suda que la gente esté parada o en movimiento. Como si se mueren, a ellos plin.

Bueno, igual si nos morimos todos les empieza a importar. Ya no tendrían a quien robar para pegarse la vida padre. Aunque solo sea por fastidiarles el chollo a estos dos, yo estoy por abrirme en canal y ahorcarme con mis propios intestinos. Todo sea por joder.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Blasfemia

Hoy ha habido Champions, pero la porción bílica de esta semana surge la jornada de la Copa de Europa de hace quince días.

En la llegada al estadio en su lujoso coche deportivo para concentrarse en un no menos lujoso hotel madrileño antes del partido, el jugador número 14 del Real Madrid, exento aún de vestir la ropa deportiva oficial del club, mientras entraba altanero en el Bernabeu ignorando a la prensa y a los aficionados que allí se agolpaban -quien sois vosotros, mortales, para obligarme a detener mi Audi y bajar las ventanillas para saludaros-, lucía una camiseta negra con ribetes plateados en las mangas que enmarcaban una captura del fotógrafo cubano Alberto Korda. Una imagen que se ha convertido ya en un icono. No era otra que la efigie del comandante revolucionario Ernesto Guevara, el Che.

Puede que el maricón de Guti -perdonen el adjetivo dado al susodicho todos aquellos a los que les gusta que les metan pollas por el culo- haya oído que se ha estrenado una película sobre el personaje y se haya decicido a compaginar su moda personal con la cartelera cinematográfica. Si es así esperaré ansioso al estreno de la sexta parte de Rocky, confiado en que el 14 del Madrid luzca en un partido su preciosa cara desfigurada por los puños del Poli Díaz. Pero quizás la prenda sea anterior a la película, y al joven millonario madrileño le haga gracia llevar a un tipo tan guay como en Che en el pecho.

Yo no sé mucho sobre el Che, pero lo poco que de él conozco me ha servido para formarme una somera impresión del personaje que para nada casa con cualquiera de las cosas que puedan resultar guays a Guti.

Sé, por ejemplo, que recorrió América Latina durante sus años de juventud en unas condiciones económicas bastante precarias. Sé que se embarcó en una conjura para derrotar al dictador de una patria que no era la suya, porque esa palabra carecía de significado para él. Sé que después del triunfo, siendo uno de los principales gerifaltes de la victoriosa Revolución cubana, se autoimpuso interminables jornadas de trabajo; que tenía una enfermiza obsesión por la igualdad en todo y entre todos sobre los que él tenía algún mando, obsesión en la que por supuesto se incluía él mismo a pesar de sufrir por ello grandes privaciones. Esta obcecación llama más mi atención que su posterior abandono de la cartera de ministro y el inicio de nuevas luchas en el Congo o Bolivia, donde habría de encontrar la muerte, y son estas ansias de igualdad que con el propio ejemplo pregonaba las que más me influyen a la hora de elevarlo, siempre según mi modesta y poco valiosa opinión, a la categoría de héroe revolucionario.

Habrá quien no conozca del personaje más que cuatro estúpidas palabras acompañando la foto de Korda; habrá a quien, conociéndolo, el personaje no le guste, quien le considere violento o quien no acepte sus métodos; pero, por encima de visiones personales, creo que aquel hombre merece, cuanto menos, el respeto de todos aquellos que, ni de lejos, seríamos hoy capaces de imitar su obcecación, su sacrificio personal y su compromiso con los propios ideales.

Dudo que Guti crea que, con todo su dinero, le hace falta conocer la más mínima información acerca de comandantes revolucionarios; puede que, azares de la vida, sepa algo de Ernesto Guevara y, aún así, posea la desfachatez suficiente para conjugar su apariencia y su modo de vida con su identificación con la imagen del Che. En el primer caso sería un pobre millonario ignorante, en el segundo un hipócrita despreciable. En ambos un desgraciado capaz de fundir la respetable imagen del Che con el mercantilismo llevado a extremos ridículos que representan unos tipos en calzoncillos que dan patadas a un balón y por ello son infinitamente mejor retribuídos, no ya que un obrero o un campesino, sino que un arquitecto, un ingeniero o un médico.

Por todo ello deseo sinceramente que, cuando el Madrid devuelva la visita al modesto Borisov, e este analfabeto funcional enfermizo de las peluquerías, un defensa bielorruso le levante metro y medio de un hachazo en la rodilla y que, al caer, se parta la cabeza.

Puestos a arrastrar mitos por el suelo es mejor empezar por aquellos que no han aportado otra cosa que unos cuantos paseos en calzoncillos por el césped.