jueves, 30 de junio de 2011

Que le corten el rabo

Hace cosa de un mes, José Ortega Cano, quizás cansado de matar animales, decidió pasarse a las personas.

Puede que no lo hiciera adrede -seguro, viendo que su asesinato quizás acabe con él mismo sirviendo de abono en alguna dehesa-, pero cuando alguien tan habituado a agarrarse unas moñas Massiel Style se pone al volante y empieza a pisar el acelerador, las papeletas en la tómbola de los dummys se apiñan a pasos agigantados en la guantera.

Y, por muy agustito que acostumbre a estar hasta arriba de güisketo, Ortega debería haberlo sabido.

Pero Ortega, en su inmensa inteligencia, obvió que ya ha demostrado varias veces -incluso en actos públicos- que es incapaz de mantenerse siquiera en pie cuando empina el codo, así que mejor sentadito, debió pensar. Y una vez sentado, hizo contacto y se lanzó a comerse el asfalto. Fernando Alonso somos todos.

Hoy sabemos que Ortega Cano dio 1.26 (¿gramos, miligramos, herzios?) de alcohol en sangre, dos veces y media más de lo permitido.

Hoy lo sabemos nosotros y lo saben los medios de comunicación, porque el juzgado lo ha hecho público. Pero desde el mismo día del accidente, los medios ya sabían que esa misma noche los servicios de emergencias habían recibido al menos tres llamadas advirtiendo de la presencia en la carretera del accidente de un conductor temerario al volante de un vehículo (no se lo van a creer) idéntico al del torero.

Sin embargo, estos medios de comunicación, probablemente a la espera de que, en pago por los servicios prestados, Ortega les obsequiara con una gira por sus múltiples platós de telemierda, pasaron más que por encima del presumible estado de embriaguez del torero. Información, le llaman; lo mismo para esto que para política o economía. Ahora vas, y te crees un telediario, mongol.

La suerte aquí ha sido -suerte para los toros, la gente que odiamos la telebasura y, sobre todo, para la familia de la víctima- que el asesino Ortega Cano quedó tan sumamente mal tras el accidente que los servicios médicos desplazados hasta el lugar del choque tuvieron que realizarle varios tratamientos, entre ellos, la extracción de sangre; sangre gracias a la que hoy hemos sabido que el primo Ortega iba más ciego que Serafín Zubiri.

No está de más recordar, aquí y ahora, aquella ocasión en la que un hijo de puta se llevó por delante a un veraneante vasco de dieciséis años en el camping de Castañares de Rioja, y acto seguido se tomó un cubata "para tranquilizarse", sin que la Guardia Civil le hiciera la prueba de alcoholemia.

Así que, es lícito sospechar que si hubiera sido de otra forma, si a Ortega Cano no hubieran tenido que sangrarle sobre el terreno, a buen seguro que la Guardia Civil hubiera encontrado la manera de pasar por alto las pruebas de alcoholemia al famoso torero -si lo hizo con un macarra pueblerino que maneja cuatro perras de puticlubs y similares, qué no harían para dejarse sobornar por Ortega- y justificarlo de cualquier manera ante la opinión publica.

Pero ya ven, Ortega Cano se había puesto el traje de luces para marcarse una faena a lo Boris Yeltsin, y ahora, con las pruebas en la mano, difícil lo va a tener el juez si quiere hacer la vista gorda.

Aunque de la Justicia de este país, donde un bailaor puede andar tranquilamente por la calle después de asesinar a una persona conduciendo bebido y sin carné, podemos esperarnos cualquier cosa.

Una vez sabidos los datos de alcoholemia es cuestión de esperar. Primero, a ver si Ortega Cano sobrevive para poder replicar al torito de El Jueves; y después para, en el hipotético caso de que la vida le dé la oportunidad de seguir matando, ver si un juez tiene lo que hay que tener para meter al torero en chirona. Que lo dudo.

El tiempo nos contará cómo acaba esta historia; al menos para una parte. Porque la otra, la del pobre hombre asesinado y su familia, por supuesto, a nadie le importa.

lunes, 20 de junio de 2011

El Pueblo

Ayer éramos violentos, hoy somos pocos.

La gente sale a la calle a protestar porque el estado actual de nuestra economía es una mierda, y el futuro nos garantiza mayores cantidades de fecal elemento, y todo este hartazgo queda en un segundo plano por culpa de que un reducisísimo grupo de personas se emplearan violentamente en Barcelona la semana pasada.

Más allá de los sucesos de Barcelona -a los que volveremos más adelante-, resulta curioso comprobar cómo se emplea indiscriminadamente la generalización y se aplica el baile de cifras para adecuar cualquier situación a sus intereses -que, por cierto, ¿cuáles y cuán oscuros son?-.

Hoy, como decía, tras las multitudinarias y pacíficas protestas de ayer en toda España, nos desayunamos con el titular de uno de los periódicos más leídos del país -que no pienso enlazar aquí, pues el mísero céntimo que recibieran con cada clic ya sería demasiado para dárselo a ellos- en el que, como si de un resultado deportivo se tratara, se nos recuerda que hubo veintitrés millones de votantes el 22M, y apenas ciento veinticinco mil manifestantes ayer.

Se habla de cerca de cincuenta mil manifestantes en Madrid y casi el doble en Barcelona, con lo que en el resto del país, por desgracia, apenas debió salir nadie a las calles. Por ejemplo, en la balsa de aceite que es el cortijo del señor Perro Sánz y ahora también de su marioneta Caca Gamarra, los cinco mil perroflautas y batasunis que nos juntamos, algunos de ellos increíblemente bien disfrazados de padres de familia, ancianos, o gente que se había lavado los sobacos este mes, sin lugar a dudas coincidimos dando un paseo bajo el tórrido sol de junio. Somos pocos.

Pasando por alto el hecho de que el director de un periódico se haya labrado tan exitosa carrera profesional sin saber contar o sumar, lo reseñable es que ahora parece que la cosa se reduce a una confontación de números. La misma confrontación de números que eludieron mencionar cuando, por ejemplo, un 39% de la población no acudió a las urnas el pasado mes de mayo -o lo hizo para meter en las papeletas pesetillas de chorizo o ganas de que les dieran a todos por el culo-. Entonces, pasar los fríos porcentajes a doce millones y medio de personas con sus brazos y piernas, con su boca y sus ojitos, no interesaba. Hoy sí. Los locos esos que se están cociendo al sol son pocos.

Tampoco interesó dar datos absolutos cuando el otro día se protestó ante el Parlamento catalán por los recortes sociales en los presupuestos del año que viene. A nadie le pareció conveniente hablar de diez, veinte o treinta violentos contra unos cuantos centenares o miles de personas pacíficas. Y mucho menos de quiénes eran -al menos alguno- de esas decenas de violentos.

Ayer, como decíamos, la crítica estaba en que eran peligrosos, violentos, asesinos, infiltrados de batasunos -hay periodistas en este país que sueñan con los tipos de la capucha, puede que hasta se toquen pensando en ellos-; hoy que no pueden generalizar y esgrimir ese argumento se aferran al número. Los que estábamos en casa tocándonos las pelotas éramos más, dicen.

Si algo puede sacarse en claro gracias a esta Spanish Revolution es de qué pata cojea cada uno de los cerdos -mami, mami, eran violentos, eran pocos, y ahora nos insultan...- que la TDT nos escupe cada día a la cara.

Adalides de la libertad de la Patria que cumplen con su inexcusable misión de advertir al mundo acerca de la peligrosidad de los manifestantes-qué diferente, por cierto, resulta leer las informaciones al respecto que se dan en medios de comunicacion internacionales, alejados de la maraña de corruptelas e intereses que imperan aquí; o qué diferentes eran los adjetivos con que esos mismos medios ultraderechistas españoles adjetivaban a primeros de año las heroicas revueltas en pos de la libertad en los países árabes (incluso en Libia, donde nada sabemos de la ideología de los opositores a Gadafi, y en cambio les hemos mandado barcos y aviones para que practiquen con bombas una violencia contra el poder que aquí estamos condenando)- ; sobre su marginalidad; sobre su escasa representatividad; sobre la infiltración de elementos terroristas en sus filas.

Sí, eso es lo justo y necesario, es su deber y nuestra salvación, y por ello manipulan las noticias, los números, las intenciones, de la misma manera que el consejero catalán de Interior manipula el concepto de limpieza y lo confunde con barrer la calle a hostias, o que su policía manipula la protesta pública con la infiltración de una manada de hijos de puta que pretenden desacreditar algo que se les ha ido completamente de las manos.

Sí, señora. Mentir es feo. Generalizar es malo; no se puede clamar contra toda la clase política, tachándola de corrupta, por el mero hecho de que cuatro hayan sido imputados y menos aún condenados. Pero sí que se puede criminalizar a todo un movimiento popular de protesta porque unos pocos se hayan empleado violentamente contra los políticos que acudían prestos al Parlamento catalán a subirse los sueldos y quitarles el pan de la boca. Eso sí puede hacerse.

Queridos amiguitos, les presento -verán que ni siquiera he citado hoy los disparates de Intereconomía, que para muchos es el mejor canal de humor de la tele, pero que a mí lo que me provoca son ganas de quemarme a lo bonzo, abrazarme al televisor, y tirarnos juntos por la ventana- a la prensa libre de España.

Ayer éramos apenas cuatro. ¡Pero qué cuatro! Ocupábamos calle como si fuéramos miles.

La rebelión es colectiva, la revolución es personal, decía una de las pancartas. Y ambas, rebelión y revolución, crecen de la mano en esta primavera española. Tras las semanas de acampadas, que amenazaban por dar más importancia a la imagen de las tiendas de campaña que a las ideas que se cocían dentro, el 15M ha vuelto a tomar las calles, con más fuerza si cabe. Y, ahora, oh sorpresa, parece que incluso aparecen las ideas y propuestas, por cuya falta tantas críticas ha recibido el movimiento.

Son violentos, son pocos, coartan la libertad, ocupan la vía pública, no tienen propuestas.

El domingo había cinco mil personas caminando tranquilamente por la calle, parados, trabajadores, ingenieros, iletrados, padres con hijos, amigos con más amigos, y sus propuestas bulliendo poco a poco, del único modo en que puede cocinarse algo completamente espontáneo y transversal; se habla de huelga general, se habla de referendum...

Pero la cosa no acaba en esto, en rimbombantes propuestas de nombre grandilocuente. Para cambiar el mundo hay que empezar por cambiarse uno mismo -rebelión, revolución-, y su entorno a partir de ahí.

Por eso, los miércoles y sábados seguirá habiendo asambleas y, sin ir más lejos, para la de día 22 se está pidiendo a cada uno que se sume al grupo de trabajo que más le llame, donde crea que puede aportar más (trabajo, vivienda, salud, economía, política, comunicación, medio ambiente...).

Allí, el Pueblo perseverará, orgulloso, pariendo él sólo las propuestas que los políticos han sido incapaces de generar, las propuestas que sus perros guardianes -los armados con cámaras y micrófonos o los miserables que ayer, enfundados en las armaduras de los caballeros del zodiaco para defender la Delegación del Gobierno de una multitud de padres con hijos o viejas gritonas, agachaban el rostro a nuestro paso, quizás temerosos de ser reconocidos, quizás avergonzados, sabedores de que su innata estulticia siempre está del lado del poderoso- intentarán por todos los medios de cercenar.

Porque anteayer éramos violentos, ayer éramos pocos, y mañana seremos imparables.

sábado, 11 de junio de 2011

Los sitiados

Tal día como hoy, hace cuatrocientos noventa años -que se dice pronto-, la ciudad amanecía por primera vez en semanas sin la ominosa visión del ejército francés cercándola al otro lado de sus murallas.

Los gabachos de Asparrot habían huído durante la noche hacia la Navarra que pretendían liberar de la anexión castellana, y ya desde el ocaso del día diez las campanas habían repicado frenéticas, cantando victoria.

Casi cinco siglos después, el campamento no está fuera de la ciudad, sino en su mismo corazón. Pero los sitiadores también están dentro, y esta misma mañana han ocupado sus asientos como concejales electos. Diez de derechas, diecisiete de ultraderecha. Veintisiete personajillos que se raparten, con apenas el respaldo de un tercio de la población, los cuantiosos sueldos que implica la regencia municipal, y todas las demás prebendas que puedan surgir de sus mangoneos internos y sus tejemanejes con el capo inmediatamente superior.

Y, como aquí, en todos los demás lugares de España, aunque en la mayoría de ellos sin gabachos, y con los indignados privados de los adornos medievales que aquí les mimetizan con el gran mercado frente a la palza de la catedral, la que tomaron hace ahora casi un mes y que ahora comparten con los comerciantes antes de la -probable, momentánea, vigilante- retirada.

Parece que, tras un mes de ruido, llega el momento de abandonar las plazas. Al menos las más céntricas, aunque el movimiento del 15-M tiene la sana y loable intención de pervivir en las calles, en los barrios, con menos ruido mediático quizás, pero con el mismo espíritu.

¿Qué se ha conseguido tras un mes de ocupación de la vía pública? Nada, dirán muchos. Dar una holgada victoria al PP, cuyas falanges jamás descansan, y acuden en marcial formación a cada batalla de las urnas, dirán otros.

En realidad, es poco lo inmediato conseguido, pero mucho lo propuesto, mucho lo debatido. Y, sobre todo, es muchísimo lo ofrecido: la imagen de una sociedad viva, que no se deja pisar, que protesta ante el engaño tras una eternidad de silencio sumiso.

Las propuestas que el Gobierno o los medios de ultraderecha piden a la población indignada son las mismas que ellos se muestran incapaces de dar, pero es mucho más fácil criticar al que protesta que admitir que todo es una puta mierda que debe ser cambiada de arriba a abajo. Claro, cuando estás arriba, el vuelco no resulta muy llamativo.

Dicen que no hay propuestas. Las habrá. De momento, lo que sí ha habido es un mes de primavera con gente tomando -literalmente- las calles, poniendo sitio a una casta miserable que, en algún momento, seguro, ha llegado a temer por el futuro de su inamovible chiringuito.

Acosados, encerrados tras las murallas del paro, del capitalismo brutal, de la privatización de servicios públicos, del poder del dinero, la gente ha comenzado a escapar de su letargo y resistir.

Hoy se levantarán la mayoría de los campamentos, justo en el día en que se constituyen la mayoría de los ayuntamientos. Ellos, los ciegos, los que nada ven porque ni siquiera se dignan a mirar, pensarán que han ganado, y que su insumergible sistema se mantiene a flote, tras el embate de una pequeña ola de verdadera democracia popular. Que crean lo que quieran; también el Titanic era invencible.

Hace tiempo escuché una cita del recientemente fallecido Jorge Semprún. "He perdido mis certezas, pero mantengo mis ilusiones". Puede que las propuestas concretas tarden en germinar, pero la semilla ya ha sido plantada en el terreno fértil de esta revolución de conciencias.

Salgo de la plaza, y subo por una pequeña calleja en cuesta que va a dar a otra plaza, ésta ya sin casetas de aspecto medieval, ni indignados, ni música, ni nada. Sólo viejos, palomas, jardines y una gran estatua ecuestre de un prócer de la Patria. Y allí, apartada, ocupando la pared de lo que debió ser el frontal de una tienda hoy desocupada, aparece otra cita, que la misma cochambrosa pared atribuye a Thomas Alva Edison: "Los que aseguran que es imposible, no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo".

lunes, 6 de junio de 2011

Tuiteando

Ahora que finalmente he logrado comprender qué es Tuiter, ahora que sé que nadie puede hacerse fotos a sí mismo frente a un espejo y colgarlas ahí, y que en cambio es una herramienta totalmente válida para faltar al respeto de personajes públicos y que esas bílicas diatribas, al contrario de lo que pasa cuando me limito a exponerlas en este blog, llegan realmente a oídos de los interesados...

Tranquilos, Bilis no ha entrado en el mundo del Tuiter. Pero si lo haría, diría cosas como éstas:

@ZP
La gente se queja por poner la edad de jubilación en 67 años y el tope de velocidad en autopista en 110. Yo le agradezco que no lo haya hecho al revés.

@BibianaAído
Si de igualdad se trata... ¿no debería haber un ministro hombre tan imbécil como tú?

@PepiñoBlanco
¡Hostias! ¡Si estás tú! Vete corriendo a decirle a la Aído que lo siento.

@FranciscoCamps
Se abre el telón, sales tú, y desaparece el telón.

@ChemariAznar
¿Qué se siente al ser el fascista con mejores abdominales desde Edward Norton en American History X?

@LeirePajín
Si le dicen a Sauron que uno de sus orcos iba a acabar al frente del Ministerio de Sanidad, se tira de la azotea de Barad Dûr.

@Mou
Me encanta tu deportividad. Cuando pierdes, tus ruedas de prensa son más tensas que de bautizo de un Gremlin.

@BelénEsteban
Dice el refrán que la cara se cae de vergüenza, pero a tí se te está viniendo abajo de pura estupidez.

@Intereconomía
De todos los fascistas de este país, vuestros presentadores son los que mejor droga se meten.

@Paquirrín
Volviendo de una isla desierta más gordo de lo que fuiste nos demuestras a todos que lo tuyo es hormonal, y realmente no eres un gordo de mierda cebón como creíamos.

@ETA
¿Os habéis planteado incluir la rojigualda en el fondo de vuestros comunicados, ahora que, según Intereconomía, media España es de los vuestros?

@Berlusconi
No llore, ahora que se ha acabado el curso escolar siempre le quedarán parques para sustituir esos recreos de primaria.

@MujeresHombresYViceversa
Asombrado al enterarme de que el mayor cociente intelectual del plató pertenece a una silla.

@DeJuanaChaos
¿Qué tal se conduce un taxi por la izquierda después de haber matado una docena de bebés?

@PolicíaNacional
¿No sospecháis nada cuando en las pruebas psicotécnicas eliminan a los que saben sumar?

@DonJuanCarlos
Ahora que me he enterado de que sus muletas tienen claxón, suspensión y foco, me quedo más tranquilo. En algún lado teníais que tener las luces los Borbones.

@FelipeDeBorbón
¿Qué se siente al ser el único español que trabaja menos que yo?

@AngelaMerkel
¿Cómo afecta afecta a Nacho Vidal vuestro veto a los pepinos españoles?

@Rubalcaba
Que tengas ahora las soluciones que no has aportado en cuatro años de vicepresidente es menos creíble que un titular del Marca.

@MarianoRajoy
Que las tengas tú tampoco. Pero si te las estás callando y dejas que se hunda el país... ¿no serás tú tambien se ETA?

@SofíaDeGrecia
¿De verdad piensa fichar a Antic como entrenador personal para que haya alguien en España que hable castellano peor que usted?

@Güiza @Fraga
La Reina también ha pensado en vosotros.

@BarackObama
¿Cómo de malvado hay que ser para que te asesine el premio Nobel de la paz?

@BaúlGonzálezBlanco
¿A que jode tener los mismos Mundiales que yo?

@EsperanzaAguirre
Fue una pena que cuando Contador dio positivo tuviera usted la agenda tan apretada. Menos mal que el día después de ganar el Giro sí que pudo recibirle.

@Telecinco
Enhorabuena por vuestra campaña en favor del pepino español. Aunque no era de extrañar, ya que el 90% de vuestros empleados los consume de forma habitual (y con venas).

Y para acabar, al fin un tuit dirigido a seres racionales:

@Pepinos
La última vez que os salís del camión para revolcaros en la tumba de Hitler, hijos míos, la que habéis liado.