jueves, 24 de septiembre de 2009

La Feria de Logroño

La pelota a mano -o simplemente pelota- es un deporte tradicional en el que algunos vascos, muchos navarros, y algún que otro riojano o soriano, le sueltan tremendas hostias con sus manos protegidas con esparadrapo a una bola de madera forrada de cuero de unos cien gramos de peso. Una animalada, vamos.

Más o menos como darle puñetazos a una piedra con la mano vendada. Y a pesar de que en su definición pueda parecer algo tosco y brutísimo, probablemente estemos hablando del mejor deporte del mundo. Y, sin duda alguna, el que aglutina más cantidad de borrachos por metro cuadrado.

Pero aparte de beber alcohol y fumar en recintos cerrados, el deporte de la pelota se distingue principalmente por las apuestas que lo rodean. En los frontones el personal se juega la pasta de una manera increíble. Apostar por apostar, el partido es muchas veces una excusa para jugarse las perras, y este hecho se demuestra en la cantidad de corrillos con gente intercambiando el contenido sus bolsillos en cantidades desproporcionadas con el simplísimo método de las chapas. Corrillos que antes, después e incluso durante el juego, atestan las entrañas de los frontones.

Pero, además de estas apuestas alegales -por no decir ilegales totalmente-, existen modalidades de juego reguladas, en las que el público apuesta entre sí acerca del resultado de los partidos, con un jugoso porcentaje de dicha apuesta yendo a manos de las empresas organizadoras de los partidos.

Pues bien, resulta que el Gobierno de La Rioja de nuestro querido y nunca demasiado ponderado Führer Pedro Sanz decidió incrementar los impuestos que pagan las empresas organizadores de estas orgías del juego, el fumeque, el bebercio, la deshumanización de multitudes y el golpeo a pedruscos esféricos que son los partidos de pelota.

Y las empresas, un grupo de mafiosos que huyen en cuanto recogen el dinero de la Feria Matea, la más importante de las que se celebran en el verano en España -que es lo mismo que decir al año en el mundo-, pusieron el grito en el cielo, y acabaron presionando al Cacique (a Pedrone, no al ron) con no celebrar feria estos sanmateos en Logroño.

Ellos amenazaban con no venir y el Gobierno amenazaba con no permitirles jugar en el frontón Adarraga, de su propiedad. Cosa que no se creían ni ellos; pues los trece mil euros que les demanda la hacienda riojana no les iban a hacer renunciar de ninguna manera a llenarse los bolsos con diez días de llenazos ininterrumpidos y sus correspondientes taquillas.

Las cosas que hacen los chicos del hampa en sus negocios, pero radiado y televisado; todo a la vista de la asombrada y desubicada población civil, que tan sólo ansiaba la posibilidad de pillar una entrada para ponerse como Steve Wonder y disfrutar de las cada día menos frecuentes y no por ello menos memorables hazañas del dios local.

Pero en el tira y afloja estaban, condenados al entendimiento, cuando apareció un tercero en discordia. Ese tercero es el Ayuntamiento de Logroño, regido por el regionalista motero Varea y su compadre Tomasito Santos, a la sazón el alcalde menos higiénico de la historia de la ciudad, que no se ducha por no mojarse.

Pero vaya si se mojó. Viendo la posibilidad de aparecer ante el pueblo como los salvadores de la pelota matea, Pin y Pon cedieron otro frontón a las empresas y decidieron pagar de las arcas municipales la subida de impuestos a cambio de colocar dos enormes pancartas publicitarias en la pared.

Panes et circenses, pero a la riojana. Pelota y cubatas. Y lo demás no importa. Que el pueblo nos aclame, primo, que se la acabamos de clavar a Pedrone y le va a estar sangrando el culo hasta Navidad. Si después solicitamos seiscientos euros para que un club no profesional riojano utilice para promocionar el deporte base las mismas instalaciones que acabamos de regalar a dos empresas privadas vascas... pues a eso no se le da bombo y fuera. Total, si la gente es idiota y nos va a votar igual. O al de enfrente, y con un poco de suerte volvemos a ser sólo concejales y podemos quejarnos por todo lo que hagan los fascistas de la gaviota sin responsabilidad alguna. Nos quejamos de vicio los políticos, eso de la oposición sí que es un chollo.

El Ayuntamiento ha cedido, o más bien ha corrido a apuntarse un tanto -qué bien traído, si es que tengo una chispa- sin necesitar que las empresas metieran excesiva presión. Únicamente para presumir de que han sido ellos, el Bigotes y el Orejas, los que han impedido que los malévolos peperos dejaran al pueblo sin pelota en sanmateos. Pero si el alcalde no hubiera corrido a entregar Las Gaunas a las empresas de pelota, habría acabado siendo el Gobierno de La Rioja quien inventara una imaginativa ocurrencia para que los partidos se acabaran disputando bajo las condiciones que las empresas quisieran. Esto es, sin pagar la subida fiscal de las apuestas.

Y así son las cosas. Aparentar, aparentar y aparentar. Y entre medio, un poco de lanzamiento de trastos a la cabeza del otro. Porque esto es Logroño, cabeza de todas las Riojas. Y aquí, la Feria ni es de pelota ni dura diez días; es de políticos haciendo payasadas mientras compiten con ridículos guiños al pueblo, y dura cuatro largos años en busca de un papelito que refrende esa manía suya de almorzar la sangre de los sufridos ciudadanos.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Marca (o Cómo pasarse el octavo mandamiento por el forro de los cojones)

Con la cantidad de cosas que suceden y con las que uno podría indignarse, y a servidor le hierve la sangre con esto.

Ahora que ha comenzado la Liga me viene a la cabeza un titular del diario Marca de hará unos diez días, en el que los redactores de este siniestro panfleto madrileño se permitieron el lujo de dar por Bien Vendido al señor Arjen Robben, traspasado por 25 millones de euros al Bayern de Münich.

Opiniones futbolísticas aparte -para mi gusto es uno de los mejores extremos del mundo, y si está sano, es mejor que Cristiano-, la gracia del tema es la manera en la que intentan vendernos la moto de la idoneidad del traspaso, convirtiendo a Robben en poco menos que un demonio, con la intención de echarle al madridismo encima.

Ahora es un jugador egoísta, frágil y poco útil para el equipo. Pero hace sólo unos meses, cuando, carentes de mentiras con las que rellenar su portada, idearon una campaña para colocar al mismo futbolista al nivel del indiscutible número uno mundial, Messi -y se lo dice uno que no es del Barça y que, dentro de los culés, de queda sin dudarlo con don Andrés Iniesta-, todo eran alabanzas hacia su juego directo e imaginativo.

Hoy, todas aquellas loas han quedado olvidadas. Había que justificar la incomprensible decisión del señor Florentino Pérez, y ahí está la portada. Que, por cierto, tiene su mérito, pues no debe de ser nada fácil teclear las palabras Bien Vendido mientras tienes la lengua introducida en el ano del dueño de ACS.

El primer medio escrito de España -no tan sólo deportivo; Marca vende más ejemplares diarios que cualquier periódico generalista de este país-, practica a diario la mentira, el engaño y la prensa amarilla más virulenta de la forma más impune.

Quizás si no fuera -como reconozco ser- fanático abominador de todo lo que rodea al Real Madrid Club de Putas, estos procederes me parecerían chiquilladas de unos periodistas, los deportivos, a los que en la mayoría de los casos no les da ni la cabeza ni la pluma para andar hablando de cosas de mayores.

Al fin y al cabo esto es un juego en el que se trata de que entre la pelotita, y puede que las cosas no haya que tomarsela tan a la tremenda como servidor, y que un poco de mentira periodística diaria no le haga daño a nadie.

Puede que sea porque el objeto de la burda aclamación y el halago perpetuo, tonto e injustificado es el club que menos trago, que desprecio hasta límites insospechados al diario Marca y en especial a su director, el señor Eduardo Inda, un fantoche mentiroso que guía los designios de su periódico hacia donde le ordena la voz de su amo.

Pero, pensándolo bien, mi indignación está más que justificada, porque esto de la falta total de rigor no es cosa exclusiva del Marca. También está el As, que además de compartir todos los pecados de su rival cuenta entre sus filas con el despreciable y patético Tomás Roncero, de quien un día prometo hablar. Y no podemos olvidar, cuando de objetividad periodística se trata, a las noticias deportivas de laSexta, que se llevan la palma.

Pero la gravedad del asunto no recae en la nula objetividad de a prensa deportiva española, que tiene la mentira y el forofismo como algo tan arraigado que es parte ya de su naturaleza.

Lo peor de todo esto no es que nos engañen con los deportes. No. Lo peor es que la misma cara dura que emplean a destajo para pregonar las bondades del señor Florentino Pérez e incitar a la población a lanzársele a los pies y hacerle felaciones si en alguna ocasión tienen la fortuna de cruzarse con él, la ultilizan cuando hablan de política, de economía o de cualquier asunto serio.

Mienten. Mienten y saben que nosotros sabemos que nos mienten. Y se la suda. Ni siquiera tratan de disimularlo, porque ellos son las marionetas que mueve el Poder y nosotros, pobres humanos, simples mierdecillas que nos movemos hacia donde ese Poder decida.

Floren -o Botín, Polanco, Villalonga, o quien sea- elige el rumbo. Sus perros fieles de la prensa soplan. Y nosotros, siempre con las velas bien abiertas, siempre tan tontos, navegamos hacia donde a ellos les sale del forro de los cojones.

¿Cuál es el destino? El mismo de siempre. Vivimos embarcados en un viaje a través de la indiferencia, el no pensar, el no cuestionarse nada. Y, de fondo, una vez cada cuatro años, un fondeadero con forma de urna donde entregar nuestra voluntad para que todos estos hijos de puta puedan seguir legitimados bajo el amparo de esta falacia que tanto les llena la boca y a la que llaman democracia.

martes, 1 de septiembre de 2009

Teoría de la Vicisitud Andaluza

Para un tipo al que no le gustan especialmente ni el cine -si exceptuamos pelis donde maten muchos orcos (El Señor de los Anillos), maten muchos ingleses (Braveheart) o ambas (cualquier documental sobre Camilla Parker Bowles)-, ni la Fórmula1 -si exceptuamos las fumatas blancas del mítico Takuma Sato, aquel piloto que hacía trabajar en cada carrera al safety car más de lo que Felipe, Cristina, su hermana la Tonta y yo hayamos hecho jamás-, la lectura de de un blog que habla principalmente de esos dos temas debería resultar una tortura. O una mongolada del tamaño de las patillas de Isabel Pantoja.

Sin embargo, servidor es asiduo seguidor de un bloj llamado Vicisitud y Sordidez que, en algunos momentos, abandona su fijación por los cardados, su furibundo odio a Hamilton o sus extrañas referencias a cineastas frikis a los que no conoce ni su puta madre -y menos yo-, y habla de otras cositas. Como de nacionalismo. Y al ser éste uno de los temas favoritos por estos lares, no podía menos que compartir sus reflexiones con vuesas mercedes.

Podría dejarles el enlace a dicha entrada, pero hay dos pequeños problemas. Uno: que servidor, debido a su creciente retraso mental, es hoy más estúpido que ayer, por lo cual es incapaz de encontrar dicho enlace. Y dos: que esto es Bilis, y trata de que quien les teclea escriba cositas, no de que pegue directamente las cosas de otros. Para eso, visiten el blog de Ana Rosa Quintana.

Así pues, mis queridos despojos, pasemos a conocer la versión bílica de lo que los chicos del club de fans de Hans Magnus Eizenberger -son muy frikis, sí, los cabrones- vinieron a llamar La Teoría de la Vicisitud Andaluza:

Enunciado:
Cualquier acto de afrmación nacional que, trasladado a Andalucía, parezca ridículo y provoque ingentes dosis de vergüenza ajena, es una sublime estupidez.

Demostraciones:

1. Cultura
Se insta a los niños a realizar la lectura obligatoria de las obras de Lorca, Góngora o Bartolomé de las Casas. Esto, que en una región rica en literatos como es Andalucía, puede resultar hasta beneficioso, gana mucho más valor como ejemplizante teoría antinacionalista si usted reside a orillas del Ebro entre Lodosa y Pradejón, y lo que le obligan a recitar son las etiquetas de los botes de espárragos hechas verso.

2. Actos oficiales
Si en lugar de recibir a un mandatario extranjero a golpe de aurresku -bailando con la pata parriba, lo llamaban los colegas de VyS; estos andaluces...- se le planta en la pista de aterrizaje de su avión a una pareja bailando faralaes -que a saber lo que es-, el acto puede culminar en unas dosis de vergüenza ajena peligrosas para la salud de cualquier espectador medianamente normal.

3. Territorio histórico
Reclamar todo lo que se pueda reclamar. Andalucía, desde luego, reclamaría hasta la última fanega del extinto califato cordobés, desde Tánger hata medio metro antes de Covadonga. Pero ya puestos, también podrían reclamar las Canarias y Sudamérica, por la cosa de que no hablan andalúz, pero casi. Y Nimes, en Francia, donde los toros son espectáculo con gran tradición.
Bajo estos flexibles criterios, se podría ir exigiendo la puesta bajo la batuta de la Junta de casi todo el mundo conocido puesto que, si usted habla un castellano que no parece castellano, usted es andaluz. Así, prácticamente cualquier estudiante de español desde Birmania hasta Quebec, hablará un castellano bastante cochambroso pero ostensiblemente mejor del que hablaría un nativo de Cádiz, siendo, por ende, andaluz.

4. Hechos diferenciales
El principal hecho diferencial andaluz que reseñaban estos muchachos era, cómo no, su perpetua inclinación al chiste. Yo hubiera añadido ser devoto de la Macarena y, al mismo tiempo, votante del partido comunista, pero como esto podría parecer demasiado absurdo incluso para este tema que estamos tratando, habremos de contentarnos con proclamar a Chiquito de la Calzada como máximo icono cultural andaluz. Primero ríanse, y después piensen quién sería esa respetable figura en su terruño. En el mío, el hecho diferencial sería estar perpetuamente ciego, y nuestro icono, un tal Taburete.

5. El idioma
Ya hemos usado el idioma como método para reclamar territorio; ahora llega el momento de darle una gramática propia. Eliminaremos todas las eses de los finales de palabra, que lógicamente han llegado desde Madrid como brutal método de opresión, y comenzará una guerra civil entre ceceantes y seseantes -a lo hutus contra tutsis- por el control del poder andalú.
Si aplicamos estos criterios gramaticales a Murcia, Menorca, Miranda de Ebro, Teruel o a La Rioja -ese lugar donde la blasfemia es verbo auxiliar de la misma manera que el do lo es en la lengua inglesa-, ya tenemos montado el circo y podemos decir orgullosos que somos una nación antigua sometida bajo el yugo de tal y de cual.

Lo más cojonudo de todo es que, semejante sarta de mongoladas llevada a Galicia, el País Vasco, Cataluña, o a la exhaltación nacional del demócrata y rojigualdo Imperio Hispánico, suele considerarse por sus protagonistas -que no en vano acumulan unos porcentajes de retraso mental más que considerables- como una orgullosa demostración de valiente amor a sus Patrias.

Para tirarse de los pelos -el que tenga muchos-. Los demás, podemos contentarnos con reírnos de ellos.