lunes, 23 de mayo de 2011

Los hijos del cartón

Hace calor, los campos están en flor, y la gente se junta en las plazas para hablar de cosas importantes y plasmar sus ideas en cartones que cuelgan de las paredes.

Podría ser una idílica escena de una novela pastoril, pero es la jodida y magnífica realidad de esta puta mierda que llamamos España, repleta de locos con ganas de abrir las ventanas y orearlo todo, de convertir la calle en un foro abierto, donde los ciudadanos escriban por doquier lo que no puedan expresar en su voto.

Por simplicidad, expresividad, y contener ese sabor rural que tanto gusta por aquí, este listado recopilatorio de frases que ambientan esta vieja y viciada parte del mundo, no puede empezar con otra cosa que no sea el ya mítico

No hay pan para tanto chorizo

Pero, además de quejas culinarias, hay mucho más. Por ejemplo, cómo no, no podían faltar versos de La Polla Records.

Están camuflados en 'democracias' de fascismo, porque aquí siempre mandan los mismos.

O recuerdos de otro mayo, el de hace cuarenta y tres años en París.

Soyons realistes, demandons l'ipossible

Frases ingeniosas, con doble sentido, juegos de palabras, y todo lo que la imaginación -¡al poder!- sea capaz de crear:

Cómete el mundo antes de que él se te coma a tí

Aquello que parece mentira... se llama realidad.

Es el momento de hacer.

Todos prometen, Nadie cumple. ¡Vota a Nadie!

Aunque también hubo quienes, a la hora de escribir, pasaron directamente de la lírica, y se lanzaron a la prosa directa, algunos con palabras ciertamente innovadoras:

No al sueldo vitaliceo (?) de los presidentes (y todos los que chupan del bote).

¿Dónde está vuestra voluntad de poner trabas y controles a la especulación financiera internacional?

No al bipartidismo.

No votes a mangantes.

Obviamente, las elecciones subyacen detrás de gran número de mensajes. E incluso aquí hay quien intenta arrimar el ascua a su sardina. Los que piden vivienda.

Quiero una casa (y mis padres también)

O los que, directamente, pedían tu voto.

Todo gran político está detrás de un gran banco. Vota BBVA.

Como la pluralidad manda, tambien hay otros puntos de vista sobre las amigables entidades financieras.

El delito no es atracar un banco, sino fundarlo.

Y, junto a los que piden el voto, están también los que ofrecen el suyo.

Puestos a elegir, te boto.

Y los que nada ofrecen porque, al parecer, nada tienen.

Sin-empleo
Sin-derechos
Sin-vivienda
Sin-dicatos

También hubo recuerdos adelantados para la que será nuestra nueva alcaldesa, Caca Gamarra, que según dicen algunos rojos subversivos antipatriotas que seguramente hayan votado a Bildu, "nos va a privatizar hasta el agua y va a hacer parkings hasta debajo del Ebro". No me lo creo. En esta Rioja nuestra, a la gente le gusta mucho más el tinto que el agua, y eso ya es privado.

Pero como no vale demasiado la pena gastarme las yemas de los dedos tecleando nada sobre ella y otros como ella, que desprecian el valor del pueblo libre en la calle, será mejor citar al rapero Pablo Hásel, también recordado entre cartones:

La libertad no es el extremo de nada.

Y, cómo no, ante un trozo de papel, Bilis también tenía algo que escribir. Se libraron por los pelos de que este blog dejara su granito de arena en forma de frase larguísima y cargada de subordinadas, de esas que, después de ser leídas, requieren una botella que oxígeno para el pobre lector que, ingnorante en sus ansias de comprender, ha atacado indefenso uno de mis párrafos. (Como éste, jaja).

Así que, con el adorno escatológico característico, mi gotita en este mar de #spanishrevolution.

Aunque, si he de resaltar alguna, me quedo con dos carteles que, colgados de una farola, dan la bienvenida a todo aquel que se adentra en la logroñesa y jamás tan revoltosa Plaza del Mercado:

La única lucha perdida es la que se abandona.

Juntos podemos.

PD: Miento, si algo merece ser resaltado, es esto.

El Rey a vendimiar.

¡Eso! Y sin corquete.

domingo, 22 de mayo de 2011

Piojos

En estos tiempos de reclamación de reformas por una parte, y de críticas por la otra (en esto ese gran canal de humor llamado Intereconomía se lleva la palma), a toda esa parte de la sociedad que muestra su indignación desde la Puerta del Sol en Madrid hasta todas las demás plazas de las ciudades españolas, se les achaca principalmente, como ya se escribió en Bilis en los días anteriores, la falta de propuestas concretas y reales como pecado mayor.

Pues bien, como novedad mundial, Bilis aprovecha esta noche de recuentos electorales para abandonar su tradicional posición de cagarse en todo sin tener capacidad intelectual para proponer nada, y os regala una bonita idea para modificar la Ley Electoral.

Matar a todos los que se presenten.

¡Que no, que es broma! Dios mío qué humor llevo.

Bilis propone que los votos en blanco computen en el recuento total, y que se les asignen concejales, escaños, o lo que cojones quiera que toque en las elecciones de turno, como si de un partido más se tratara.

Y, después, que estos escaños obtenidos gracias a los votos en blanco se dejen vacíos.

Ante esta tesitura, cada jornada electoral no sería tan sólo un momento de nombramiento de cargos públicos, sino, más bien, de despioje generalizado, dando la posibilidad al pueblo de participar en las elecciones sin tener que venderse a la pantomima de los partidos, pudiendo, mediante su derecho al voto, mandar a unos cuantos a sus casitas, a que roben de las carteras de sus putas madres, si quieren -pocos huevos iban a tener de afanar ante la vengadora escoba de sus respectivas, como lo hacen ante las impávidas narices de nuestro sistema judicial-.

Ale, ahora que digan que en esta mierda de blog, o en esas maravillosas reuniones de gente libre en las plazas de España, no se propone nada. Comemierdas.

Por cierto, y para acabar. En medio de todo esto aparecen los resultados electorales: como era de suponer, en toda España, pero en La Rioja más aún si cabe, ha ganado el PP.

No puedo decir que me alegre de su victoria, pero sí me congratula la abultada, abultadísima e histórica, derrota del PSOE. Que la derecha haga, sin complejos, cosas de derecha, es lo normal. Pero que lo hagan unos que llevan un puño en el logo y la palabra socialista oculta entre sus siglas, pues como que no. Si todo esto sirve para que los votantes de izquierda se den cuenta de que han estado años y años votando a la derecha, aunque ésta se llamara PSOE, algo es algo.

Y ahora sí que sí, lo dejamos por esta semana pródiga en bílicas entradas recogiendo los resultados de las votaciones para la alcaldía de Logroño: Partido Popular 35.500 votos, abstenciones 34.500. ¡A sólo mil de los gaviotas!

Me comentan que "no te lo flipes, que son vagos, no ácratas". Da lo mismo. En Bilis también estamos con todos aquellos que prefieren un sofá a un hijo de puta.

Enhorabuena. Estamos ganando.

sábado, 21 de mayo de 2011

Reflexionando

Por una vez, los ciudadanos parecemos haber comprendido el significado de la palabra reflexionar -considerar nueva o detenidamente algo, según el DRAE-; y el análisis detenido, tranquilo, minucioso, consciente y crítico de la situación ha creado riadas humanas en las plazas de cada capital.

Puede que quienes salieron a la calle el primer día no supieran con exactitud qué querían (sabían qué no querían, que ya es bastante), pero después, una vez reunidos en las plazas de toda España, a la gente le ha dado por hablar. No hablar como los políticos lo hacen en el Congreso, leyendo de su papel y cerrando sus oídos cuando es el adversario quien tiene la palabra. No. Hablar para ser escuchados. Escuchar para poder ser tenidos en cuenta.

Y España habla, y habla mucho. ¡Dieciseismil ayer en Madrid!, con sus propias comisiones de higiene, seguridad, alimentación, comunicación, acción -unos artistas encargados de hacer un cordón humano alrededor del campamento si la policía se aburre y cree llegado el momento de limpiar la plaza a hostias -... todos ellos pasándose por el forro de los cojones las prohibiciones de la Junta Electoral, de la que las malas lenguas afirman que también ha prohibido los zumos, porque son concentrados.

Pero no sólo en Madrid, también aquí, en la dormitante capital de todas las Riojas, donde la pasividad social es tan sólo comparable al alcoholismo generalizado, el personal se juntó en la plaza principal de la localidad principal sin intención alguna de acabar cocido. El botellón no es revolución, decía una de las pancartas que, como un tendedero de palabras, rodean la plaza, de farola a farola.

Así que ayer por la tarde, sin ir más lejos, comenzó la cosa a eso de las 6 con unos manazas construyendo un buzón-central nucelar-aerogenerador de cartón destinado a recibir propuestas de ahorro energético; continuó a las 7 con un conciertillo, primero dos chicas a la guitarra, y después un neozelandés que venía de Sol con las gafas más feas del Hemisferio Norte se marcó el Blowing in the wind de Dylan para rematar la jugada.

Y a las 8 empezó lo bueno. Ante la multitud, un micrófono abierto. Quien quería, pasaba hasta él y decía lo que le salía de los cojones. Absolutamente abierto a la libre opinión de cada ciudadano. Vamos, más o menos igual que en el Congreso de los Diputados, ¿no?

Desde atrás, donde no debía verse una mierda, pedían que los oradores se subieran al escenario donde antes había estado el guiri de la guitarra. "Esto no es un mítin -respondió una chica-. Aquí somos todos iguales, y hablamos desde abajo para los de abajo". Chapó.

Cuando todo el que quiso hubo hablado, apareció un grupo de tipos, cada uno con un globo, y comenzó la asamblea, el mismo ritual que La Redonda lleva viendo, estupefacta, toda la semana. En torno a cada globo, sentados en el suelo, se iban congragando grupos de menos de veinte personas. Allí se tratan los temas aprobados el día anterior, se proponen otros nuevos, y por último se votan para hacer una recopilación escrita de todos aquellos en los que exista unanimidad.

¿Qué pasará mañana? No lo sé. Y, sinceramente, no me importa. Alguien como yo, que bajo ningún concepto iba a ir a las urnas a legitimar con mi voto a tantísimo hijo de puta, ya ha ganado estas elecciones encontrando en la calle un movimiento popular que, desemboque en lo que desemboque, ha sido capaz de manifestar alto y claro el hartazgo y el malestar de la mayoría.

No hay que olvidar que sólo unos meses después de aquel Mayo del 68 en París, hubo unas elecciones en Francia en las que arrasó la dereche de De Gaulle. Personalmente, creo que mañana, en esta España del 2011, puede suceder algo semejante, porque aunque en las plazas haya de todo, de lo que no hay es de esa extraña clase media aferrada por decreto a la derecha, acrítica total, sin capacidad para mirar más allá de su propia idiotez.

Con todo, ¿será útil algo de lo que está pasando ahora? ¿nos llevará a algún lado? No lo sabemos. Algunos temen que no sea así, otros confiamos en que algo tan espontáneo no puede quedar enterrado sin alguna -aunque sea mínima- consecuencia.

A fin de cuentas, da lo mismo. Es bonito verlo, es bonito vivirlo. Y eso ya es, de por sí, una gran consecuencia.

viernes, 20 de mayo de 2011

Sale el Sol

No hay nada más hipócrita que un hipócrita pidiendo sinceridad.

Por eso, cuando desde los medios de comunicación, actuando como voceros, como fieles perros de sus amos, los partidos políticos, mansos sabuesos a su vez de los que -símbolo de dólar en la pechera- manejan por detrás los hilos, se pide a las personas concentradas en las plazas de España que dejen de quejarse y aporten soluciones -esas soluciones que ellos llevan años y años sin encontrar (sin buscarlas, realmente)-, el sentimiento de vergüenza, de asco, la más pura y profunda indignación, crece y crece dentro. La bilis en erupción, amigüitos.

Es por eso que hoy comparto con ustedes, mis pequeños acumuladores de acidez intestinal, unas líneas redactadas por alguien -alguienes más bien, supongo- en la Puerta del Sol, recogidas en el blog del payo Fito. Dicen así:


Nos piden propuestas, quienes nunca han tenido propuestas.

Nos piden programas políticos quienes se saltan sistemáticamente sus programas políticos.

Nos pide transparencia quien nunca nos ha contado nada. Quien nunca nos ha preguntado nada.

Nos piden propuestas quienes tienen millones y millones a quienes tenemos carpas y cartones, precariedad y paro, deudas y más deudas. Nos piden propuestas porque el poder ya no son ellos, el poder somos nosotros. Nos piden propuestas porque tienen prisa, tienen prisa porque tienen miedo. Pero nosotros no tenemos prisa, porque el tiempo ahora ya no es el suyo. El tiempo es nuestro. Tenemos paciencia porque sabemos que esto va a crecer. Tenemos paciencia, porque no tenemos miedo.

Más allá de un acto de desobediencia, esto es un acto de obediencia al corazón. Miles de personas estamos decidiendo despertar del sueño individual para volver a soñar juntos, y después de tanta pesadilla hemos despertado sin miedo.

A esta hora, millones de personas están pendientes de Madrid, ven en nosotros el reflejo de sus esperanzas. Aceptamos el reto.

Esta es la autorización que necesitamos. La que nos conceden millones de personas esperanzadas en que resistamos en esta plaza. A ellas obedecemos y a sus corazones y a ellas les decimos: la mejor muestra de solidaridad con la acampada Sol, es tomar otras plazas. Tomad las plazas. Os esperamos.

Los valientes somos quienes nos estamos enfrentando al miedo. Lo hemos sentido al caminar por las calles y las plazas. Estamos acostumbrados a desafiar al miedo, al paro, a los despidos, a la supervivencia precaria. Los banqueros y los políticos no están acostumbrados a ver el poder que viene desde abajo, sino al egoísmo y no a la cooperación. Y por eso nos tienen miedo.

Esto no se lo esperaban. La primavera existe puertas a fuera de El Corte Inglés, y alimenta un río que nadie sabe hacia donde fluye. Los borregos se organizan y, citando de nuevo a don Eduardo:

Llueve hacia arriba.
La gallina muerde al zorro,
y la liebre fusila al cazador.

A los hijos de la gran puta que siempre han visto llover hacia abajo se les ha quedado cara de póker. Confían en que la lluvia sea inocua, sí, pero en la ignorancia del qué pasará está el primer éxito del Pueblo. Ya se ha ganado la primera batalla, la victoria llegó en el gozoso instante, aunque sólo haya sido uno, en que las pelotas dejaron su habitual cobijo en la entrepierna y comenzaron a orbitarles alrededor del nudo de la corbata.

jueves, 19 de mayo de 2011

¿Ladran, Sancho?

... luego cabalgamos.

Qué otra cosa van a hacer los hijos de perra, si no es ladrar.

Y como Don Quijote le decía al pobre Sancho, si los perros arman alboroto, es que algo se mueve. Si Gallardón llama repetidamente violentos a aquellos a los que la policía que él controla ha partido el lomo a hostias; si Esperanza Aguirre intenta vender la moto de una conspiración anti-PP; si Rubalcaba se pone del lado de aquellos que se manifiestan en rotunda oposición a todo lo que él mismo representa, y les llama amigos; si César Vidal afirma que es ETA la que está detrás de la multitud de Sol (no sé lo que fuma éste, pero fijo que a más de uno le apetece probarlo)... si tanto presunto idiota abre la boca para confirmar su condición, es que la bola de nieve ha seguido rodando, y ya tiene el suficiente tamaño como para ser vista desde allá arriba, donde quiere que habiten los sinvergüenzas que viven a costa de todos nosotros.

La Junta Electoral Central, organismo que se encarga de velar por el correcto desarrollo de las campañas electorales, decidió prohibir la manifestación de ayer en la Puerta del Sol de Madrid porque, literalmente, "podía afectar a la libre decisión de voto". ¿Para qué cojones sirven los mítines? Que los prohiban todos.

Obviamente, de Sol no se fue ni Cristo, y la policía no tuvo cojones de entrar. Una cosa es comprobar, cuatro contra uno, qué resiste más, si una porra o unas costillas, y otra meterse en medio de una multitud a la que no vas a tener huevos de disparar y que, sin embargo, puede que no se corte mucho a la hora de patearte el hígado. Así son los valientes que nos protegen de los malos en este país donde puedes acampar para ver un concierto de Justin Bieber, pero no para defender tus derechos.

Hoy, y mañana, y pasado, seguirán las protestas. Nadie sabe en qué desembocarán, ni si se conseguirá algo tangible. Muchos critican todo este revuelo, asegurando que ni siquiera posee reclamaciones concretas. Puede ser, pero sin embargo, para mí, la simple muestra de indignación, el pueblo reclamando dignidad, ya es suficiente reclamación.

Ella está en el horizonte.
Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte corre diez pasos más allá.
Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.
¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar.

Aquí estamos, don Eduardo; vivos, caminando, y cagándonos en sus putas madres.

miércoles, 18 de mayo de 2011

¿Despertamos?

En el país donde se inventó la siesta, la sociedad adormecida es el pan nuestro de cada día.

Por eso, tras la riada de Madrid-Barças que ha alejado a la población de su preocupación por los problemas reales, sumiéndolos en fútiles discusiones sobre balones, patadas, insultos, y simulaciones, algo parece haber cambiado en la mentalidad colectiva en estos últimos días.

Sube el paro, suben las hipotecas, sube la gasolina... pero también ha subido la indignación, e, internet mediante, centenares, miles de jóvenes, prolongaron una manifestación contra la clase política española en forma de acampada, siguiendo las directrices que tiraron a dictadores en los países árabes a primeros de año.

Entonces las palabras libertad y democracia estaban en boca de todos, de nuestros hipócritas políticos también, desde luego. Tan en boca que incluso nuestro Estado envío buques de guerra para apoyar por la fuerza las protestas de los opositores al dictador de Libia.

Pero hoy, las cosas parecen haber cambiado. ¿A quién podría parecerle mal que la juventud -y no sólo ella, pues en Sol y otros muchos lugares parados, jubilados, e incluso médicos cincuentones con su buen sueldo asegurado pero conscientes de que vamos sin remisión hacia el desastre total- se manifieste en contra de un sistema podrido que tan sólo asegura el futuro de unos pocos a costa de la sangre de la inmensa mayoría?

Pues haberlos, haylos. Intereconomía, ese nido de fascistas autoinvestidos por una pátina de democracia a la española, herederos de las águilas, los yugos y las flechas -y no las de los Reyes Católicos, precisamente- es donde se pueden oír algunas de las voces más comprometidas en contra de este movimiento social y apolítico al que ellos -deformación profesional obliga- tachan de vagos y maleantes, como en la época del Tío Paco.

Pero no sólo ahí, que en todos los sitios cuecen habas, e incluso los que aparentan ir de progres por la vida, como el lehendakari Patxi López, que habla de libertad, de solidaridad, de nuestro país -Euskadi, desde luego-, y de otras tantas cosas, afirma ahora que ve "una mano negra detrás de las protestas".

Vamos, López Jauna, no me joda. ¿Mano negra? ¿Está de broma? ¿Acaso insinúa que es el PP el que mueve los hilos detrás de los jóvenes de la Puerta del Sol? Pues el señor Rajoy debe hacerlo de puta madre, porque parece cualquier cosa menos una manifestación antigubernamental ultraderechista.

¿Es que tiene usted miedo? ¿Quizás teme que la cosa vaya a más y se les acabe el chollo que los politicuchos como usted -que son todos- tienen montado? No se preocupe, hombre, que aquí no hay petróleo, y los extranjeros no encontraran en unos miles de jóvenes hartos de su mangoneo la ocasión para invadir a misilazo limpio nuestra yerma piel de toro.

No se preocupe, señor López; no se preocupen, señores de Intereconomía; no se preocupe, señor Aznar -otro, que cuando habla sube e pan (si alguien aún le hiciera el más mínimo caso)-; que no cunda el pánico, que esto no va a llegar a nada. ¿O sí?

Si idiotas como éstos tienen la desfachatez de criticar las protestas pacíficas de la juventud española, puede que haya hueco para un rayo de esperanza, al fin y al cabo.

Hace tiempo, en una tapia junto al Ebro, leí una pintada que proclamaba que "Nuestros sueños no caben en sus urnas". Hoy queda más claro que nunca, aunque esta vez el sueño sea algo tan mundano como disponer de un trabajo justamente remunerado o una vivienda digna. Parece que eso tampoco cabe.

Puede que los primeros sublevados por la muerte de aquel joven en Tunicia no confiaran demasiado en sus propias fuerzas. Que los primeros reunidos en aquella plaza cairota dudaran de sus posibilidades. Que aquellos islandeses que, cacerola en mano, plantaron cara a su corrupto Parlamento por primera vez, lo hicieran sin una completa convicción. Pero lo hicieron, la cosa creció, y acabó conviertiéndose en una completa certeza.

Demos tiempo a que todo esto crezca, a que el abono de la represion policial llame a más y más gente a las calles, pero, mientras tanto, bajo ningún concepto nos dejemos engañar de nuevo por los mismos, legitimando sus desmanes en nuestra cita de cada cuatro años.

La semilla crecerá lentamente, y acabará siendo un frondoso roble, o un insignificante arbusto. Ya veremos. De momento, no eches sal a la tierra, no entregues tu voluntad a la estúpida falacia de una urna.

Esta vez es el momento: no votes. El mundo, que será mejor con una abstención del ochenta que del ocho por ciento, te lo agradecerá.

lunes, 2 de mayo de 2011

Cagaderos con encanto (IV)

¿Cuántos astros han de alinearse para que, cuatro de cada cinco veces que servidor ha de evacuar en un lugar público, la cantidad de papel restante en el dispensador sea la suficiente como para sentarme confiado en el trono y, al primer tirón, contemplar desolado la marrón soledad del canutillo de cartón agotado?

Esto sí que es una conjunción planetaria, y no la coincidencia en el tiempo, el espacio, la hipocresía y los pantalones a la altura de los tobillos, de dos personalidades como Zapatero y Obama. Que lo sepas, Pajín.

Por eso, Klínex me ha nombrado cliente del año desde 2003. No desoigan jamás el consejo de un señor con boina, y si éste les incita a coger una chaqueta con cuarenta grados de angustioso agosto, o a llenarse los bolsillos con algo suave que pueda servirles de futuro salvavidas, háganle caso.

De momento, para que sepan donde se meten, aquí va otro triunvirato de tronos de blanca porcelana:


Centro de Salud de la Villa, Gijón

Curioso contraste el que nos ofrecen los servicios de limpieza que el Servicio Asturiano de Salud contrata para su más importante centro en la mayor población del Principado.

La cueva de las montañas en la que creíamos que vivía el Binla pared con pared con los retretes de Buckingham Palace. Hediondo agujero en el baño masculino compensado con la limpieza abrumadora del recinto de minusválidos.

Por ello, una cosa intenta compensar a la otra, y la extraña mirada que docena larga de astures nativos te dispensan cuando abandonas el baño de hombres y entras en el de minusválidos, como si acabaras de recordar tu proverbial agilidad despejando balones o jugando al billar, lo que te convierte en todo un paralítico de las áreas o las mesas de tapete verde, no hace sino contribuir con medio punto extra a la bajada de la nota.

Haciendo la media, descontando la citada por público alarde de las deficiencias del primer baño, un cinco y medio para los astures.


Playa de San Lorenzo, también en Gijón

Cuando has cagado al amanecer sobre una homigonera, nada en lo relativo al vaciado intestinal puede volver a ser lo mismo.

Por eso, aunque la arena esté humeda y ansiosa por ser coronada; aunque el paseo haga un extraño requiebro que lleve la oscuridad a los cuatro metros cuadrados en los que violarás la virginidad de la arena nocturna; aunque a la mañana siguiente, el viejo y constante Cantábrico se haya llevado hacia Inglaterra la media docena de klinex que marcaban el campo de minas; cagar en cuclillas siempre será cagar en cuclillas.

Y como todos ustedes saben, en esta guía de defecables lugares se prima la comodidad antes que la higiene, por lo cual no poder desahogarse sin tener que ocuparse al mismo tiempo de que los músculos de las piernas le sustenten a uno, resulta incompleto, vacío, insuficiente; como comer sin pan.

Por todo ello, preferimos un buen pino derruido por la podredumbre sobre el que poder emular a Batman. Un tres para la impoluta playa gijonesa.


Vestuario de trabajadores de la estación de servicio de Sahagún, en pleno tramo palentino de la Autovía del Camino

Entrada directa desde la calle, ambiente agradable, ropa de empleado colgada en una percha y, ante todo, papel, mucho papel. Como no podía ser de otra forma cuando el lugar es utilizado por aquellos que se encargar de proveer de este blanco maná de celulosa en el resto de los baños del recinto.

Viniendo de la primera reflexión de esta entrada, la de las conjunciones planetarias, la seguridad que proporciona defecar en un lugar así tan sólo es comparable con hacerlo en los baños de la fábrica de Scottex.

Obviamente, un notable que, aderezado con la extraña satisfacción que produce la incrédula mirada de un transeúnte cuando vé que uno de los tipos que se están poniendo morados a chorizo en el parking sale del vestuario laboral, le conceden un bonito ocho a la estación de servicio.

Así es Castilla y León, cada fin de semana, unas vacaciones.