viernes, 30 de septiembre de 2011

Chuchos sarnosos

Caulina, Cádiz, junto a Jerez de la Frontera.

Una familia pide un préstamo de veinticuatro mil euros a un banco, y pone su vivienda como garantía. El banco, generoso como sólo ellos pueden serlo, les concede presto su pasaporte hacia la miseria.

Esto es España, amigos. Y aquí, si le debes a un banco un par de meses de un préstamo que has avalado con tu casa, ellos tienen todo el derecho del mundo a quedarse con tu vivienda, aunque el valor de ésta supere varias decenas de veces el de tu deuda con el banco.

Por no hablar de los casos en los que el préstamo es hipotecario. Entonces, la casa que compraste con el dinero que pediste al banco no es suficiente para reintegrar ese mismo préstamo. No. Debes darles también la casa.

¿Cómorrrrrrrllllll? Pues eso, que se quedan el dinero que ya les has ido pagando a plazos, se quedan con la casa porque no puedes seguir haciendo frente a los plazos restantes y, para completar la fiesta, te informan -no tan educadamente como cuando te concedieron la hipoteca, por cierto- de que les sigues debiendo todo el resto del préstamo.

Todo es suyo. Y no te rompen el culo porque no le ven un rédito económico.

¿Cómo puede permitirse semejante injusticia? Precisamente, gracias a la Justicia. La Justicia con mayúsculas, la Ley. Gracias a las decisiones de jueces que avalan este proceder mafioso de los bancos, amparados en leyes dictadas por políticos corruptos, cuyas campañas electorales -semilla de sus consiguientes sueldos millonarios una vez asientan sus traseros en las Cortes- han sido sufragadas por esos mismos bancos.

Hará cosa de año y pico que, ante el runrún ciudadano una vez que este deplorable estado de las cosas saltó a la opinión pública, llegó al Congreso una iniciativa para que la entrega de la vivienda sirviera para liquidar completamente la deuda.

Pero, ¡oh, sorpresa!, la propuesta fue rechazada gracias a los votos del Partido Socialista Obrero Español, del Partido Popular -curiosamente de acuerdo en esta ocasión en la que se trataba de cuidar el bolsillo de quienes manejan sus hilos-, y de Convergencia i Unió.

Volvemos a Cádiz, donde ya ha aparecido el actor que faltaba. A una ley dictada por políticos corruptos, y aplicada por jueces sin corazón en favor de banqueros con la sangre aún fresca goteándoles del colmillo, se suma la parte más tonta y brutal de la cadena: los perros psicópatas.

Decenas de anormales vestidos de azul oscuro, armados con porras, y ocultas sus caras detrás de un casco con que protegerse de las manos desnudas de los manifestantes, y un pasamontañas que oculte su identidad ante el trabajo más denigrante que puede llevar a cabo un hombre: maltratar a un semejante por el simple placer de pegar, siendo los chuchos sarnosos de un amo poderoso, que encuentra en el grotesco gusto por la violencia de estos idiotas la herramienta perfecta para mantener su estatus.

El cabeza de familia, minusválido, ha tenido la suerte de estar hospitalizado. Por esa razón no verá cómo un hijo de puta le rompe las costillas a su mujer o hijos, o a los vecinos o desconocidos que se han agolpado junto a su puerta para tratar de impedir el deshaucio.

O, con un poco de suerte, se libra de acabar con la cabeza rota. Porque una silla de ruedas nunca es suficiente escudo para un mierda que come de pegar a sus semejantes, al que la adrenalina le rebota una y otra vez en su cráneo hueco, llevándole al intenso orgasmo de los idiotas cada vez que golpea a otro hombre.

Es más que probable, además, que lo que a estos retrasados mentales les pagan por pegar a la gente, ellos se lo vayan entregando poco a poco a un banco que les ha concedido una hipoteca. Porque hasta el bicho más inmundo necesita una madriguera.

Y, es probable, y sabe Dios que sería deliciosamente irónico y reconfortante, que el día de mañana se vean imposibilitados a cumplir con sus pagos, y el banco les embargue, y venga otro malvado psicópata a pedirle los intereses a base de palos.

Ojalá pase, pero aunque esto no les ocurra a ellos, algo similar les tocará de cerca, sin duda. Si no ellos, un vecino, un primo, un hijo, pasará por lo que hoy han sufrido en Cádiz aquellos a quienes estas latas de coraza sin corazón, estos trozos de carne sin cerebro, se han esmerado en crujir a hostias.

Porque lo que ignoran es que -si la genética y la evolución no son más sabias de lo que Mendel y Darwin suponían, y evitan que las ratas puedan reproducirse- el día de mañana alguien que les tocará cerca sufrirán los mismos desmanes y por parte de los mismos déspotas a quienes hoy protegen y obececen como estúpidos.

El día 20 de noviembre, recuerden quiénes fueron los del Congreso. Y, ya de paso y si son creyentes, échense un par de padrenuestros, suplicando a las alturas que todos los hijos de la grandísima puta que hoy han apaleado a gente indefensa en Cádiz, tengan una vida larga y plagada de sufrimientos hasta el día en que mueran atropellados por un camión de mierda.

jueves, 22 de septiembre de 2011

¡Viva el verano!

Puede que para muchos de ustedes las vacaciones sólo sean ya un lejano recuerdo. Quince o veinte días -los más afortunados- en julio o agosto suenan hoy, con el otoño ya sobre nosotros, como una vieja época, tan olvidada que muchos pueden incluso dudar de que esos días llegaran incluso a existir.

Otros, menos ajetreados pero sin duda más desafortunados aún, viven en un perpetuo estado estival. En España son, más o menos, cinco millones. Los lunes al sol.

Pero, como contrapunto a todos aquellos que no tienen qué llevarse al bolsillo por falta de trabajo, también hay otros, unos seiscientos o setecientos -no sé cuántos son los hijos de puta desvergonzados que cobijan nuestro Congreso y Senado- que practican la fechoría inversa: cobrar sin dar un palo al agua.

Y no me refiero a esas intrascendentes sesiones en las que la televisión nos muestra un hemiciclo vacío casi por completo de parlamentarios, sin duda ocupados en otras tareas de vital importancia para la susbsistencia de la patria -insultarse unos a otros; gastar en una comida pagada por sus dietas lo que un currante normal ganaría en medio mes; gritar al chófer de su coche oficial blindado; meterse cocaína en los baños de las Cortes; o tocarse las pelotas, directamente-, que a eso ya estamos más que acostumbrados.

No. El problema no es lo poco que trabajan cuando trabajan. El problema es lo poco que están trabajando. ¿Se entiende?

Vamos, que tienen más vacaciones que el sastre de Tarzán, que diría Chiquito de la Calzada.

Porque después de dos meses sin sesiones en las Cortes -ya me dirán qué trabajo normal para todo el verano por vacaciones-, resulta que hoy, y con las elecciones a dos meses vista, los vagos de ellos, siguiendo una legislación creada por ellos mismos con vistas a palparse el escroto con una periodicidad vergonzosa, han decidido poner fin al curso político.

Con dos cojones. Dos meses de vacaciones, veinte días de trabajo, y otros dos meses de vacaciones, dedicadas éstas, además, al autobombo y el insulto constante con el dinero del contribuyente. Con tu dinero. Con el mío, si yo tuviera de eso.

El 21 de noviembre Mariano Rajoy será presidente del gobierno y, por lo que se ve, el 22 ya no habrá paro, lloverán billetes de 200 euros y todos seremos más felices que los bichitos de La Aldea del Arce.

Todo eso estará genial; el paraíso en la tierra llegado a lomos de una gaviota. Pero, qué quieren que les diga, casi que prefiero no arriesgarme a un empacho de tantísima felicidad y rogar porque los engañados que decidan ir a justificar con su voto a estos sinvergüenzas el 20-N provoquen un resultado similar al de Bélgica, creando un panorma de ingobernabilidad que nos tenga, como ha tenido a los belgas, un añito y medio largo sin gobierno.

Los hijos de puta que asientan sus traseros en las bancas del Congreso y el Senado seguirán cobrando por nada pero, quién sabe, igual así les oíamos menos.

martes, 20 de septiembre de 2011

Álex, el ráper

Creo que lo he dicho más de una vez por aquí, y me reitero: Darwin no tenía ni puta idea.

Creo firmemente que su teoría sobre la evolución de las especies, lo de la pervivencia del más apto y todo eso, es una puta mierda; un timo infame como los call-tv nocturnos, o el certificado de estudios primarios de la infanta Elena.

O quizás, siendo benévolos y dándole cierta credibilidad a un tipo cuyas teorías llevan dos siglos y medio de aceptación en el mundo científico -y unas cuantas décadas de furibunda oposición por parte de enagenados ultraconservadores del nivel intelectual de Geroge W. Bush, lo que les da aún más credibilidad-, reformularé mi tajante afirmación anterior para declarar, alto y claro, que "la Teoría de la Evolución dejó de tener vigencia en el momento en que Telecinco comenzó a emitir". He dicho.

La sociedad occidental, liderada por los imperiales Estados Unidos de América, ha pasado los últimos veinte años, desde la desaparicion del enemigo soviético, vigilando el mundo; ocupada en librarnos de los peligros que acarrearía la fusión del extremismo religioso islámico y las armas de destrucción masiva, por ejemplo. Pero, en su ceguera, los Yueséi no han sido capaces de prepararse para el mayor reto que se cierne sobre esta Humanidad nuestra del siglo XXI: la imparable e incombatible mezcla de hijos de famosas con hip-hop.

La primera muestra de la nueva amenaza global -y de que se reproducen especímenes que no deberían- la dio Paquirrín, cuando decidió cubrirse su cabeza de Mister Potato XXXL con un sombrero de gangsta y colocarse tras los platos de una mesa de mezclas, alegrando la noche a unos jovenzuelos hasta arriba de estramonio en el garito ibicenco de moda.

No puedo resistirsme a constatar, en una entrada que menciona al evolucionismo y a Paquirrín, las evidentes similitudes entre la Liga española y los hijos de Paquirri: hay demasiada diferencia entre los dos primeros y el tercero. (La ocurrencia, obviamente, no es mía; pero tiene taaanto humor...). Me imagino a Carmiña Ordóñez partiéndose el ojete en su tumba, "Sí, sí, Pantoja, yo seré una cocainómana muerta, ¡pero tú eres fea!"...

Volviendo al tema de hijos de famosas y ritmos que provocan el vómito, la cosa no iba a quedar en Paquirrín. Como es bien sabido, los primeros ataques sólo sirven para marcar el terreno, y es en los segundos donde la crueldad llega a su máximo apogeo -como los equipos que entrena Mou-. Por tanto, aún nos quedaba por ver al fruto del potorro de otra famosa lanzarse al proceloso ruedo de los pantalones anchos y las rimas disonantes.

Y es ahora cuando aquel niño mimado de mierda que se comía la gomaespuma de los micrófonos irrumpe en el panorama ¿musical? español.

Sí, señora, el hijo del Lecquio y la Obregón se mete (ninguna sorpresa) a rapero.

Ya saben los más fieles lectores de este blog -ambos-, que mis múltiples taras físicas y mentales se compensan con una maravillosa hipertrofia en lo que viene siendo el sentido del ridículo. Así que, el lugar de desmenuzar la actuación de este adolescente con cara de hombre de cuarenta años -don´t worry, Álex, mami seguro que guarda algo de bótox en el cajón de los cubiertos-, me limitaré a comentar, antes de enlazarlo para aquellos que tengan estómago suficiente, que más allá de su magnífico ritmo, estilismo o mensaje ("iros a tomar por culo, periodistas, os digo que me dejéis en paz a través de un escaparate que no tendría si no fuera hijo de quién soy, y si vosotros no habríais encumbrado a la popularidad a un noble de cuarta y a la peor bióloga-actriz-saco de silicona del universo", viene a decir el temazo), lo realmente loable es el maravilloso escenario elegido para perpetrar el vídeo.

Como grabar en el entorno de La Moraleja, o cualquiera que sea la urbanización de lujo en la que este caramierda tenga a bien vivir, no daba una imagen muy urbana-radical-quémalotesoy, pues se ha lanzado a grabar a pleno centro de la capital, jalonando su videoclip con frecuentes planos de las megatorres que levantaron en la Castellana cuando el Ayuntamiento de Madrid decidió regalar a Florentino Pérez el dinero de sus contribuyentes para que éste pudiera comprarae a Figo.

Grandioso. Manden a este idiota a Eurovisión, por favor.

A buen seguro, con la cantidad de gilipollas que hocican por España, la calidad musical que nuestra amada patria pare últimamente, y los beneplácitos que papi y mami le están dando públicamente al niñato de mierda, no me extrañaría que llegara a grabar un disco, hacer una gira, o empezar a meterse por la nariz como un artista profesional. Tiempo al tiempo.

Llegados a este punto, valoren ustedes: lo que me sale del recto un domingo por la mañana después de haberme bebido varios cartones de tinto de ese del dedo parriba, hecho videoclip.