sábado, 7 de marzo de 2009

Arte

Pintura, literatura, escultura, música, danza, teatro. También cine, el séptimo arte, recuerden. Y ahora, queridos amigüitos, el toreo.

Imagino que el toreo será el octavo arte tan sólo en España, y que otros países tendrán su propia concepción artística autóctona que elevar a los altares. En Irán, por ejemplo, la lapidación por adulterio.

Y todo esto porque... (de nuevo un "Ramón García en Qué Apostamos dixit"). Porque la Real Academia de San Fernando le ha concedido la medalla de las Bellas Artes a Francisco Rivera Ordoñez.

¿Que no saben quién es, mis cuates? Si hombre, ese chico que anuncia relojes y jeeps, hijo de Paquirri y de Carmina Ordóñez, lo que le convierte en hermanastro de Kiko Pantoja, más conocido por Paquirrín. Hago aquí un inciso para hacer constar que si ambos hermanastros son hijos del mismo padre y uno es un icono de la publicidad y, probablemente, objeto de deseo de alguna que otra hembra y el otro es... el otro es Paquirrín, para qué adjetivar nada... pues la diferencia ha de encontrarse en sus madres. Lo que no deja muy bien parada a la Pantoja en comparación con Carmina. Ni dentro ni fuera del baño.

El caso es que a Fran Rivera le dan la medalla de las Bellas Artes, eso irrita sobremanera a otros toreros, como a Morante, el tipo que se hizo torero tras robarle el bombín a Rigodón, o a José Tomás, que ya tenía el mismo premio.

Y el maestro Tomás (a saber en qué escuela da clases), herido en su orgullo porque a una estrellita de la prensa rosa le den un premio por ser torero, y debido a que pensará que como matador Fran Rivera no le llega a la altura de las manoletinas (que ni lo sé ni me importa, carezco de criterio), decide devolverle al Ministerio de Cultura al galardón que en su día recibió de manos de Su Majestad el Rey de las Españas. Esto, que en tiempos de Felipe IV se hubiera interpretado como una ofensa a la Corona y hubiera acabado en la hoguera o con Martín Saldaña buscándote para llevarte al trullo, hoy produce un maremoto en el mundo del toreo que acaba con un sinnúmero de asesinos de bovinos por todos los medios de comunicación.

Pero tras toda esta polémica entre toreros, que si yo soy mejor que tú mareando a un animal aturdido, que si yo, que soy millonario, me acerco más que tú a una bestia de media tonelada y por ese sublime acto de inteligencia merezco más reconocimiento, etcétera, lo que queda realmente al margen, y para mí es lo más importante, es por qué el toreo es considerada una de las Bellas Artes.

Qué parte de una corrida de toros la coloca del mismo lado que Las Meninas o La Piedad de Miguel Ángel. Y si me dicen que la plasticidad estética del toreo, que me expliquen qué parte de una chicuelina es más estética que un doble looping a quince metros de altura con una moto y por qué el freestyle acrobático no es el décimo arte. (El noveno sería Mikel Goñi mandando un derechazo al rebote.)

No entiendo de toreo, no me caen bien los toreros y no me gusta cuando hacen sufrir al toro. Aún así, si no quieren prohibirlos, allá ellos, pero que se enfrenten al bicho en igualdad de condiciones, sin afeitarles los cuernos, sin descentrarlos, sin -probablemente- atontarlos o drogarlos, y sin darles puyazos que los desangran y los hacen perder fuerzas para dejarlos así a merced del matador cuando éste agarra la muleta. Así quizás la "Fiesta Nacional" tuviera un puntito más de igualdad entre los contendientes, y por cada equis toros que salen a rastras de la plaza cayeran un par de toreros.

Imagínen, queridos gasterópodos: Las Ventas, cinco de la tarde, Canal+ en directo, y la cámara superlenta analizando como una cornada le entra a un pavo por la entrepierna, le parte el escroto y le abre en canal mientras los intestinos renacuajean y la sangre se coagula sobre el albero. Grana y oro y qué viva España, coño.

En este país de corrección política total y primavera perpetua y falsa hacen falta unas pocas vísceras, créanme.

2 comentarios:

Pilar dijo...

Ay que ver cómo te gusta hablar de vísceras!!!

Anónimo dijo...

viva el arte del toreo!!!!!