martes, 20 de septiembre de 2011

Álex, el ráper

Creo que lo he dicho más de una vez por aquí, y me reitero: Darwin no tenía ni puta idea.

Creo firmemente que su teoría sobre la evolución de las especies, lo de la pervivencia del más apto y todo eso, es una puta mierda; un timo infame como los call-tv nocturnos, o el certificado de estudios primarios de la infanta Elena.

O quizás, siendo benévolos y dándole cierta credibilidad a un tipo cuyas teorías llevan dos siglos y medio de aceptación en el mundo científico -y unas cuantas décadas de furibunda oposición por parte de enagenados ultraconservadores del nivel intelectual de Geroge W. Bush, lo que les da aún más credibilidad-, reformularé mi tajante afirmación anterior para declarar, alto y claro, que "la Teoría de la Evolución dejó de tener vigencia en el momento en que Telecinco comenzó a emitir". He dicho.

La sociedad occidental, liderada por los imperiales Estados Unidos de América, ha pasado los últimos veinte años, desde la desaparicion del enemigo soviético, vigilando el mundo; ocupada en librarnos de los peligros que acarrearía la fusión del extremismo religioso islámico y las armas de destrucción masiva, por ejemplo. Pero, en su ceguera, los Yueséi no han sido capaces de prepararse para el mayor reto que se cierne sobre esta Humanidad nuestra del siglo XXI: la imparable e incombatible mezcla de hijos de famosas con hip-hop.

La primera muestra de la nueva amenaza global -y de que se reproducen especímenes que no deberían- la dio Paquirrín, cuando decidió cubrirse su cabeza de Mister Potato XXXL con un sombrero de gangsta y colocarse tras los platos de una mesa de mezclas, alegrando la noche a unos jovenzuelos hasta arriba de estramonio en el garito ibicenco de moda.

No puedo resistirsme a constatar, en una entrada que menciona al evolucionismo y a Paquirrín, las evidentes similitudes entre la Liga española y los hijos de Paquirri: hay demasiada diferencia entre los dos primeros y el tercero. (La ocurrencia, obviamente, no es mía; pero tiene taaanto humor...). Me imagino a Carmiña Ordóñez partiéndose el ojete en su tumba, "Sí, sí, Pantoja, yo seré una cocainómana muerta, ¡pero tú eres fea!"...

Volviendo al tema de hijos de famosas y ritmos que provocan el vómito, la cosa no iba a quedar en Paquirrín. Como es bien sabido, los primeros ataques sólo sirven para marcar el terreno, y es en los segundos donde la crueldad llega a su máximo apogeo -como los equipos que entrena Mou-. Por tanto, aún nos quedaba por ver al fruto del potorro de otra famosa lanzarse al proceloso ruedo de los pantalones anchos y las rimas disonantes.

Y es ahora cuando aquel niño mimado de mierda que se comía la gomaespuma de los micrófonos irrumpe en el panorama ¿musical? español.

Sí, señora, el hijo del Lecquio y la Obregón se mete (ninguna sorpresa) a rapero.

Ya saben los más fieles lectores de este blog -ambos-, que mis múltiples taras físicas y mentales se compensan con una maravillosa hipertrofia en lo que viene siendo el sentido del ridículo. Así que, el lugar de desmenuzar la actuación de este adolescente con cara de hombre de cuarenta años -don´t worry, Álex, mami seguro que guarda algo de bótox en el cajón de los cubiertos-, me limitaré a comentar, antes de enlazarlo para aquellos que tengan estómago suficiente, que más allá de su magnífico ritmo, estilismo o mensaje ("iros a tomar por culo, periodistas, os digo que me dejéis en paz a través de un escaparate que no tendría si no fuera hijo de quién soy, y si vosotros no habríais encumbrado a la popularidad a un noble de cuarta y a la peor bióloga-actriz-saco de silicona del universo", viene a decir el temazo), lo realmente loable es el maravilloso escenario elegido para perpetrar el vídeo.

Como grabar en el entorno de La Moraleja, o cualquiera que sea la urbanización de lujo en la que este caramierda tenga a bien vivir, no daba una imagen muy urbana-radical-quémalotesoy, pues se ha lanzado a grabar a pleno centro de la capital, jalonando su videoclip con frecuentes planos de las megatorres que levantaron en la Castellana cuando el Ayuntamiento de Madrid decidió regalar a Florentino Pérez el dinero de sus contribuyentes para que éste pudiera comprarae a Figo.

Grandioso. Manden a este idiota a Eurovisión, por favor.

A buen seguro, con la cantidad de gilipollas que hocican por España, la calidad musical que nuestra amada patria pare últimamente, y los beneplácitos que papi y mami le están dando públicamente al niñato de mierda, no me extrañaría que llegara a grabar un disco, hacer una gira, o empezar a meterse por la nariz como un artista profesional. Tiempo al tiempo.

Llegados a este punto, valoren ustedes: lo que me sale del recto un domingo por la mañana después de haberme bebido varios cartones de tinto de ese del dedo parriba, hecho videoclip.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Wooow!! Está entre Tu pac y Cypress Hill! Vaya tela.. por lo menos podía haber metido unas chavalas de su "barrio" no??

Aupa Racing