viernes, 9 de mayo de 2008

Los muertos de Angelino

Adoro a Ángel Martín. Podría parecer algo lógico debido a que se me atragantan sobremanera los programas del corazón, pero no enaltecería al presentador de un espacio de este tipo si el encargado de conducir un programa concebido como mofa y escarnio de la tele rosa fuese alguno de esos engendros surgidos de la inagotable montaña de mierda que es esa misma tele rosa.

Pero tengo la convicción de que cuando el señor Martín clava una de las miles de puyas que jalonan los guinoes de Sé lo que hicisteis..., no está interpretando su personaje de tipo sarcástico, criticón y enano -maravillas del autohumor: las mejores gracias del programa son los hachazos rubia tonta-enano y viceversa-, simplemente disfruta diciendo en público lo que mucha gente pensamos de los tele-estercoleros. Me parece que hay mucho de sinceridad en sus hirientes comentarios, creo que realmente le repugna todo ese inframundo y disfruta pudiendo humillarlo en televisión. Al tío le pagan por reírse de gente a la que desprecia. Si eso no es el mejor trabajo del mundo, que venga el rey y me explique cómo es el suyo.

Por eso, hace unos días, cuando le ví con un pelucón y unas gafas de pasta partiéndose el mismísimo ano en diez pedazos, estuve en el límite de la orina, a pesar de que no tenía ni idea del porqué de semejante indumentaria.

Resulta que el disfraz -y aquí empieza lo bueno, vale ya de coba en mi blog del odio, que hoy no toca pradera- representa a un tal Angelino, un personajillo que las mentes pensantes del peor canal de televisión de todos los tiempos han creado para sustituír al Tomate.

No sé cuánto tiempo lleva emitiéndose, como tampoco sé cuánto se mantuvo la hortaliza en antena o por qué la dejaron de programar, ya que prácticamente todos mis conocimientos del mundo rosa -que son bastantes más de los que yo mismo quisiera- me llegan a través del citado Sé lo que hicisteis...; pero tras ver la parodia de Angelino tuve curiosidad.

Así que cambié de canal y comprobé que el tal Angelino es un capullo disfrazado de niño que, metido dentro de unas ruedas, comenta con la aparente inocencia de un niño y junto a Carmen Alcayde, metida ésta a su vez dentro de otros no menos neumáticos atributos, las estupideces que obtienen grabando la vida de ciertos humanos sin otro interés aparente que la alcurnia de sus progenitores o el haberle comido la polla a alguno de los anteriormente citados.

Y a pesar de todo, me temo que Angelino tendrá una audiencia millonaria, al igual que todos los programas que Telahinco emite hora sí, hora también. Y no los emite por capricho, sino porque esos programas los ven millones de personas. Lo que me lleva a pensar que la inmensa mayoría de los telespectadores y los telefabricadores de este país de mierda son profundamente imbéciles.

Por lo menos sé que hay uno que se libra: un tal Ángel Martín al que le pagan una pasta -gansa, imagino- por reírse de ellos a la puta cara.

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