sábado, 17 de enero de 2009

Cuando los payasos dominen la Tierra (II)

Regresa Bilis de entre los muertos -o de allí donde quiera que vayan a parar los que sufren durante quince días las consecuencias de la resaca de Nochevieja- y lo hace, cómo no, con ganas de marcha. Y qué mejor para ello que la segunda entrega acerca de esa ingente multitud de payasos que rige nuestros cotidianos quehaceres en esta tercera roca viniendo desde el Sol.

Todos provocan dosis poco recomendables de vergüenza ajena, pero la mayoría de ellos no se conforma con eso, y tienden a producir en el personal una multitud de variopintas sensaciones. En la amplia colección de infraseres designados por la Providencia a conducir los destinos del Cosmos pueden distinguirse varios tipos. A saber. Están los que, humor aparte, son absolutamente dignos de ser repudiados por la totalidad de la raza sapiens sapiens; los que provocan náuseas por cualquier jocosa razón; los que dan náuseas por razones menos jocosas y después están los que dan pena.

No pena por que tengan que lidiar con unas circunstancias de vida duras, no; dan pena de puro bobos que llegana ser. Y para ellos va la mezcolanza blógica de hoy, para Los Tipos Más Tontos De España.

Son gente que queda en completo ridículo cada vez que abre la boca y, lo más curioso, suelen gustar de abrirla con desesperante frecuencia. Habría una enorme cantidad de tipos a los que mencionar aquí, detallando el porqué de su penoso existir público, pero, queridos amigüitos, la actualidad manda, y esta semana uno de esos tontos ha cantado ¡copo! y se ha llevado todo lo que había en el plato de la atención pública española.

Nuestro amigo de hoy tiene pinta de trilero, de tipo que monta chanchullos no ya por lo que pueda sacar en limpio de ellos, sino por puro vicio. Un caco a la antigua usanza. Una especie de Tom Sawyer que no hace trastadas sino estafas. Por amor al arte, sin más.

Podría haber pasado por nuestras vidas haciendo poco ruido y mucho dinero, pero el ansia de fama le ha perdido, porque su vena mafiosa se diluye en cuanto abre la boca -que suele coincidir con la frecuencia con que le ponen un micro delante-, momento en el cual se encarga el sólito de airear chabacanamente todos sus múltiples y dudosamente legales cipotes.

Así pues, el personaje en cuestión, mitad siniestro mafiosete, mitad esperpéntico personajillo, ha sabido medrar para alcanzar, partiendo del más absoluto anonimato, una fama y notoriedad tan sólo comparables con lo que habrá ido trincando por el camino. Le tengo por un tipo penoso, pero no creo que sea tan imbécil como para aparentar ser un ladronzuelo obsesivo y después resultar honrado. Como lo de la mujer del César pero al revés, vamos.

Como ya habrán adivinado, nuestro protagonista de hoy, perteneciente a la raza de los hombres, que ansía sobre todo el poder, que dijo aquel (aunque a éste le basta con la fama, aparentar y lucir su sonrisa bobalicona en la tele), es don Ramón Calderón, hasta ayer ilustre presidente del Real Madrid.

Para alguien que siente la misma simpatía por el Madrid como la sentían los Goris por los Fraguel (chúpate esa, frikismo ochentero), o Aznar por la raza humana, el hecho de que el orgulloso poseedor del mayor deterioro cognitivo de España sea su cabeza visible no puede ser sino una gran alegría. Y el hecho de que haya abandonado la nave blanca y ésta pueda caer en manos de algun tipo normal es una enorme tragedia.

Aún así, y como de bien nacidos es ser agradecidos (José María García dixit), le doy las gracias de todo corazón, señor Calderón, por tanto despropósito, tanta dosis de comedia barata de mafiosos cutres y por todos esos impagables momentos de suprema estupidez merengue. Ojalá encuentre pronto otro lugar en el que volver a las andadas con sus oscuros tejemanejes y sus increíbles sartas de mentiras y estupideces. Si logra hacerse con un cargo en el PP le prometo que, sólo por el humor que presagiaría, iría por primera vez a las urnas para entregarle mi voto, y mi corazón si me apuran.

Aquí lo dejo por hoy. Amenazo con volver en fechas posteriores y con temas más interesantes y dignos de recibir todo mi bílico odio. Y si creen que no puedo odiar irracionalmente a algo más de lo que odio al Real Madrid, es que no conocen mi modesta opinión sobre el Estado de Israel.

No hay comentarios: