lunes, 19 de enero de 2009

iSSrael

Si la limpieza étnica y el genocidio fuesen categorías en las casas de apuestas, podrían ustedes jugarse las perras a cosas como ¿cuántos tibetanos condenarán hoy a muerte en China?, ¿quién matará más en la primera parte, los hutus o los tutsis? o ¿hay algún serbio que no sea francotirador profesional?, pero betandwin habría retirado el concepto de ¿cuándo dejarán los israelíes de bombardear Gaza? debido a lo fácil que resultaba pronosticar la respuesta.

Porque todo el mundo sabía que los objetivos del gobierno judío eran, simple y llanamente, destruir y matar cuanto más mejor antes de que Obama llegase a la Casa Blanca. No resulte que el negro, en el momento en comience a defecar en el aseo del Despacho Oval, en lugar de convertirse en un auténtico cabrón como todos los que le han precedido, se comporte como una persona de bien y decida que ya está bien de dejar que los judíos se pasen por el forro de sus desprepuciados penes a todo el mundo.

Eso, muy presumiblemente, no sucederá. Pero por si acaso los israelíes no han querido empañarle la fiesta a don Obama. Por eso, y no porque hayan conseguido ningún objetivo, han parado antes del día 20. Se han limitado ha arrasar todo cuanto han podido bajo el pretexto de acabar con el terrorismo para después volverse a su casa a ver la coronación de nuestro primer dios afroamericano.

Este pretexto, y el método israelí en su conjunto resultan, cuanto menos, poco efectivos. ¿Se imaginan, por ejemplo, que cada vez que ETA se carga a un tipo el ejército español lanzase misiles sobre Hernani o ametrallase las tribunas de San Mamés? Daría otro aire a la Liga, sí, pero no sería nada efectivo. No sólo no dejarían de matar, sino que, probablemente, alguno de los que librara en la Catedral se uniría de buen gusto, y con motivos, a los tipos de las capuchas con boina.

Afortunadamente para la gente de bien que vive en Hernani o es socia del Athletic, aquí no se estilan estos métodos a lo judío. Es más, por una vez, la caterva de sinvergüenzas que dirige este solar urbanizable temporalmente decorado con algún árbol que es España, han dicho un par de cosas como son, y se han dejado de correccionismos políticos y demás mierdas. Aunque no valga para nada han levantado la voz para decirle a Israel, alto y claro, que al terrorismo (que haberlo, haylo, aunque ya les explicaré mi punto de vista acerca del porqué de ese terrorismo) no se le derrota bombardeando indiscriminadamente a la población civil. No habría estado mal que hubieran añadido que terrorismo es precisamente lo que hace Israel en Gaza, pero tampoco hay que pedirle demasiado a ZP, no se le vayan a enderezar las cejas.

Si antes de tratar de dejar Gaza convertida en una escombrera el Estado de Israel era un lugar poco seguro, me atrevo a augurar que, a partir de mañana, lo será menos aún. Siempre habrá locos dispuestos a atarse un cinturón de dinamita al pecho y reventar en un mercado; pero si ves cómo vuelan por los aires tu casa y matan a tu familia o a tus amigos, ya no hace falta estar loco, sino tener un poco de mala hostia y muchas ganas de sangrienta venganza.

Preconizo que algo así sucederá, e Israel, hipócrita como siempre, justificará con ese futuro atentado estas tres semanas de asesinatos, sin la menor intención de valorar la posibilidad de que exista relación causa-efecto entre sus masacres de civiles y los atentados como represalia por parte de un pueblo que no tiene ni ejército, ni dinero, ni peso político mundial ni, lamentablemente, otra forma de defenderse que no sea poniendo a un loco en un Sabeco de Tel-Aviv para anunciar las ofertas en judío a la plancha.

Eso, lo de los atentados indiscriminados en lugares plagados de civiles inocentes, es algo que siempre me había parecido mal, pero que, después de leer en una encuesta reciente que dos de cada tres putos judíos (putos israelíes, perdon, puede que su vecino siga esperando la llegada del Mesías de Abraham desde su casa en Briviesca y nada tenga que ver con todos esos cabrones) apoyaban los bombardeos indiscriminados de Gaza, puede que se lo tengan merecido. Arrieros somos, y en un autobús urbano nos encontraremos... quién sabe si con una carga explosiva al hombro para saldar cuentas.

La posibilidad de pillar a ese uno de cada tres que es una persona normal a la que no acaba de hacerle ilusión que se mate a gente inocente, sean éstos judíos, árabes, o toxicómanos de la iglesia maradoniana, está ahí, pero no es tan segura como para los de betandwin no te permitan apostar por ella. Siempre pagan justos por pecadores. Las cosas son asín.

No es cosa de risa que un Estado mate con impunidad a gente inocente, pero yo estoy en esto por el negocio, simple y llanamente, así que, con el único objetivo de conseguir nuevos fans para mi blog dentro de algún divertido kibutz cisjordano, ahí les dejo un jocoso chiste sobre tan simpático pueblo, basado, sin embargo y casualidades del destino, en la época en la que ellos eran los perseguidos y exterminados por un hijoputa de maldad no muy superior a la que ellos hacen gala en estos días.

Pregunta extraña: ¿En qué se diferencian un judío de una pizza?
Respuesta jocosa: En que si metes la pizza al horno, no grita.

¡Camarero! ¡Una de Ehud Olmert con pepperoni!

No hay comentarios: