Por eso, cuando desde los medios de comunicación, actuando como voceros, como fieles perros de sus amos, los partidos políticos, mansos sabuesos a su vez de los que -símbolo de dólar en la pechera- manejan por detrás los hilos, se pide a las personas concentradas en las plazas de España que dejen de quejarse y aporten soluciones -esas soluciones que ellos llevan años y años sin encontrar (sin buscarlas, realmente)-, el sentimiento de vergüenza, de asco, la más pura y profunda indignación, crece y crece dentro. La bilis en erupción, amigüitos.
Es por eso que hoy comparto con ustedes, mis pequeños acumuladores de acidez intestinal, unas líneas redactadas por alguien -alguienes más bien, supongo- en la Puerta del Sol, recogidas en el blog del payo Fito. Dicen así:
Nos piden propuestas, quienes nunca han tenido propuestas.
Nos piden programas políticos quienes se saltan sistemáticamente sus programas políticos.
Nos pide transparencia quien nunca nos ha contado nada. Quien nunca nos ha preguntado nada.
Nos piden propuestas quienes tienen millones y millones a quienes tenemos carpas y cartones, precariedad y paro, deudas y más deudas. Nos piden propuestas porque el poder ya no son ellos, el poder somos nosotros. Nos piden propuestas porque tienen prisa, tienen prisa porque tienen miedo. Pero nosotros no tenemos prisa, porque el tiempo ahora ya no es el suyo. El tiempo es nuestro. Tenemos paciencia porque sabemos que esto va a crecer. Tenemos paciencia, porque no tenemos miedo.
Más allá de un acto de desobediencia, esto es un acto de obediencia al corazón. Miles de personas estamos decidiendo despertar del sueño individual para volver a soñar juntos, y después de tanta pesadilla hemos despertado sin miedo.
A esta hora, millones de personas están pendientes de Madrid, ven en nosotros el reflejo de sus esperanzas. Aceptamos el reto.
Esta es la autorización que necesitamos. La que nos conceden millones de personas esperanzadas en que resistamos en esta plaza. A ellas obedecemos y a sus corazones y a ellas les decimos: la mejor muestra de solidaridad con la acampada Sol, es tomar otras plazas. Tomad las plazas. Os esperamos.
Los valientes somos quienes nos estamos enfrentando al miedo. Lo hemos sentido al caminar por las calles y las plazas. Estamos acostumbrados a desafiar al miedo, al paro, a los despidos, a la supervivencia precaria. Los banqueros y los políticos no están acostumbrados a ver el poder que viene desde abajo, sino al egoísmo y no a la cooperación. Y por eso nos tienen miedo.
Esto no se lo esperaban. La primavera existe puertas a fuera de El Corte Inglés, y alimenta un río que nadie sabe hacia donde fluye. Los borregos se organizan y, citando de nuevo a don Eduardo:
Llueve hacia arriba.
La gallina muerde al zorro,
y la liebre fusila al cazador.
La gallina muerde al zorro,
y la liebre fusila al cazador.
A los hijos de la gran puta que siempre han visto llover hacia abajo se les ha quedado cara de póker. Confían en que la lluvia sea inocua, sí, pero en la ignorancia del qué pasará está el primer éxito del Pueblo. Ya se ha ganado la primera batalla, la victoria llegó en el gozoso instante, aunque sólo haya sido uno, en que las pelotas dejaron su habitual cobijo en la entrepierna y comenzaron a orbitarles alrededor del nudo de la corbata.
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