viernes, 14 de octubre de 2011

A pique

España se hunde, amiguitos. Y esto no hay Dios que lo mantenga a flote.

Y a todos aquellos anormales que aún confíen en que el próximo día veintiuno de noviembre, con nuestro nuevo presidente semigangoso al frente, todo va a ir a mejor, solo tengo una cosa que decirles: panolis.

Con casi cuatro millones y medio de parados, la casta privilegiada que se come y se bebe las escasas rentas de este país continúa enfrascada en polémicas estériles, en el "y tú más" propio de un patio de parvulario y miles de chorradas más, acrecentadas en este periodo preelectoral; mientras la gente va quedándose sin empleo, y las colas del paro crecen y crecen, hasta el infinito y más allá.

Pero... ¿qué hay al final de la cola? ¿El paraíso? ¿Un empleo como recolector de jeringuillas sidosas en un vertedero de Pochestrom? Va a ser que no. Más allá del primer tipo de la cola del paro -¿a qué hora llegó ese hombre ante la puerta, si yo he llegado veinte minutos antes de que abran y me saca una ventaja de setecientos puestos?- hay un complejo sistema de cursos, charlas y demás mierdas que no sirven para nada.

Y, por si no lo sospechabas antes de acceder a ellos, los artistas te lo dejan claro desde el minuto uno.

Como habrán imaginado, acabo de disfrutar de una de estas charlas para desempleados, a las que hay que asistir para que no te quiten la prestación. Presta... ¿qué? Ay que me meo de risa, amiguitos.

Bueno, pues ya estamos dentro. ¡Que comience la juerga!

Pitido inicial, a algunos de los parados no les ha dado tiempo ni siquiera de hacer los preceptivos ejercicios de calentamiento cuando la chica que da la charla nos pone sobre aviso de lo que está por venir. El que haya venido aquí creyendo que va a encontrar trabajo está más perdido que un grupo de chonis ante la tabla del siete.

"El Servicio Riojano de Empleo no puede ofreceros trabajo, sino información sobre los servicios que ofrece el Servicio Riojano de Empleo".

¿Ein? Servicios que, si no me equivoco, son ofrecer información sobre esos mismos servicios.
Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaggggggggggggggh.

Con dos cojones.

También ofrecen otras cosas no menos interesantes que éstas, como itinerarios de inserción, entrevistas personalizadas -cuyos significados, por cierto, te explican como si fueras mongolo perdido; ¿qué parte de entrevista personalizada se creen que no vamos a entender?- e, incluso, ¡talleres de entrevistas!, en los que te enseñan, cómo no, a hacer una entrevista.

Pero no todo va a ser un camino de rosas, puesto que, para que no nos vengamos arriba ante la posibilidad de poder asistir a un curso en el que me enseñen qué he de hacer en una entrevista en la que intentar conseguir un curro (¿Qué parte de Servicio Riojano de Empleo no entienden ellos? Más crear trabajo y menos polladas, idiotas), allí mismo se encargan de advertirte de que "la parte no tan buena" es que hay una "espera larguísima"... ¡para que te enseñen a hacer entrevistas!

Buf. Esto no es ya la pescadilla que se muerde la cola. Ésta se la está comiendo entera, y va a acabar tragándose toda la lechada.

Así las cosas, y para que la inutilidad de todo lo ofertado quede ya completamente clara, la presentación de la charla culmina con otra frase lapidaria. "Pero esto si estáis algo perdidos. Porque si ya tienes claro lo que hacer, que es encontrar trabajo, en eso nosotros ya no podemos ayudaros".

¿Ein? (Y van dos). Que te digan eso en unas charlas del Servicio de Empleo. En la segunda fila he visto a un tipo con una cerilla encendida, dando espasmos con palpable alteración. Creo que estaba buscando una lata de gasolina.

En esas estábamos los trece asistentes a la charla, una curiosa mezcla de canis, madres jóvenes con sus bebés en brazos, emigrantes -tres sudamericanos y dos musulmanas, una de ellas acompañada por su madre, para asombro de la ponente-, y algún que otro retrasado como servidor; esperando a que la chica que nos daba la charleta continuara leyendo el power point, cuando entraron en la salita Camarón de la Isla redivivo y su señora esposa.

Camarón tiene que recoger a su niña del cole, y pasa de la charla. Desconocemos si la ponente ha apuntado su nombre en la lista de presentes. Después entra un negro y se sienta en la última fila, a mi vera. La ponente se pierde. El mundo la está sobrepasando.

"¿Por dónde iba?" -pregunta-. ¡Leyendo el puto power point, no has hecho otra cosa! Silencio. Así que continúa leyendo del proyector durante una larga hora más, explicándonos que podemos renovar nuestra solicitud de empleo a través de internet, siempre y cuando el sistema funcione, que suele ser los miércoles de los años bisiestos (no literal en la forma, pero sí en el fondo de lo oído en la charla); para acabar esta ilustrativa muestra de inutilidad total con una confesión. Atentos a la frase, que da para el tercer 'ein' y otro par de vistazos en busca de algo inflamable que dejarle a mano al tipo de la cerilla.

"Como ya sabéis, el Servicio Riojano de Empleo no es la única fuente de trabajo... de hecho, hay veces que creemos que es de las peores fuentes de trabajo".

Ole. Viva España. Induráin.

Ni sé ni quiero saber el presupuesto del Servicio Riojano de Empleo -o de cualquiera de los otros dieciséis autonómicos- pero, visto lo visto, es una de las mejores maneras que se me ocurre de tirar el dinero. Otra sería limpiándonos el ojete con euros; pero creo que, puestos a quemar pasta, lo mejor sería pegarles fuego a los billetes en una hoguera sobre la que, previamente, hubieran empalado al Concejal de Trabajo, al Consejero, al Ministro, y a sus putas madres.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres demasiado bueno! Pero lo del Logroñes en Torrelavega fue un atraco..

Yaha! dijo...

Si no fuera un central expeditivo, te diría que saltar con el codo es expulsión.
Pero como lo soy, te doy la razón. A mano armada.