lunes, 11 de mayo de 2009

'Magister' Muñoz

Doce de la mañana, hora Zulú. Lugar: Universidad Rey Juan Carlos, monarca campechano, Madrid, Spain. Fecha: tampoco pidan tanta información, que esto es Bilis, no la Agencia Efe.

Un bigote y unas gafas de sol. Tras todo ello, un hombre visiblemente reconfortado al saberse objetivo de todas las cámaras, a las que sonríe burlón y saluda respetuosamente, entra en una sala abarrotada.

Se sienta en la mesa principal, junto a un periodista que será el encargado de impartir un curso a los alumnos que componen el auditorio. Pero el periodista es sólo uno más en la sala. La estrella es él, y lo sabe.

Y así, con el desparpajo de quien está acostumbrado a lidiar con reporteros de lengua tan mordaz como para preguntarle su opinión acerca de las últimas declaraciones de Pitita Ridruejo -ni sé quién es- o si es muy duro tener que quedarse en casa, robando solo y aburrido, mientras Isabel continúa con su gira triunfal y consigue un nuevo lleno en el Madison como telonera de Eminem, Julián se va ganando a la concurrencia.

Con teatral pericia demuestra el sobresaliente dominio de la situación de quien ha acumulado en los últimos años todos los hitos a los que un buen español puede aspirar: delfín de Gil y Gil en el sultanato marbellí; padrastro del icono erótico hispano del nuevo siglo, el ultimate latin lover Kiko Rivera, alias Paquirrín; y pareja sexual de la indiscutible reina de la copla -échenle un poco de imaginación, pónganse en situación (finca Mi Gitana, la habitación grande, cama con colchas de seda) y lobotomícense el hemisferio de su cerebro en el que haya quedado grabada la recreación del Muñoz y la Pantoja probando un colchón a cuatro patas.

Todo sigue este maravilloso proceder que culmina con nustro héroe saliendo a hombros de una multitud de enfervorecidos estudiantes que aspiran, el día de mañana, a tener una caja en la que poder meter mano de la forma en que el maestro Julián les ha enseñado.

Pero la vida es sueño, y todo esto quedará para siempre en onírica recreación de la España más cutre y sórdida, la de la charanga y la pandereta, la que ignora a sus eminencias científicas pero que pasea a sus monstruos circenses por los atrios de las universidades, porque la URJC ha suspendido el show.

El curso Periodismo y corrupción política se queda sin la participación del señor Julián Muñoz, ex-alcalde de Marbella, y actual recordman mundial en número de delitos cometidos y causas de corrupción pendientes de jucio y/o sentencia, y a cambio recibe el apoyo del rector de la URJC, que, en la declaración más cursi desde que la mesa nacional de HB mostró su apoyo a la presencia de palestinos fucsias en la kale borroka, asegura que su universidad "respalda el combate de las instituciones del Estado de Derecho contra la corrupción política". Más cursi e implosionamos todos, señora.

Pero me temo que la cancelación no ha sido por un convencimiento personal del rector, que cree que una persona que ha aprovechado un puesto público para el que había sido democráticamente elegido para robar al contribuyente no tiene cabida en la universidad, sino porque la presión mediática y la estúpida corrección política desaconsejaban seguir con el tema. Vamos, que al rector de la URJC, al director del curso, o al bedel de la facultad de derecho, la polémica suscitada les ha venido grande, se han hecho caquita y han evitado uno de los momentos que, a buen seguro, hubiera estado en el podio de la tradición humorística española.

Los alumnos se quedan sin conocer de primera mano los entresijos de la corrupción, y los de Sé lo que hicistéis... sin material para los próximos dos años de programa. Los únicos agradecidos ante esta cancelación son los del sindicatos de trabajadores de la limpieza de la Universidad Rey Juan Carlos, que respiran aliviados tras unos dias de temor e incertidumbre ante la posibilidad de verse obligados a tener que reoger los desperdicios del suelo tras la visita del ex-alcalde marbellí, dadas las altísimas posibilidades de que don Julián saliera de la universidad llevándose hasta los ceniceros, robo factible dada la amplitud que se supone a los bolsillos de un tipo que acostumbra a llevar los pantalones a la altura de los sobacos.

Ante la cancelación, desde Bilis, siempre tan propensos a ponernos del lado de la minoría -o a tocar los cojones llevando la contraria, que en este caso viene siendo similar-, no solo pedimos que el rector de la Rey Juan Carlos reconsidere su postura y vuelva a incluir al ínclito señor Muñoz en la programación de sus cursos de corrupción política, sino que, continuando con esta plausible tendencia de acercar la universidad a las calles a través de gentes que, en primera persona, hayan sido protagonistas de las materias que allí se imparten, se creen nuevos cursos, seminarios, ponencias y por qué no, asignaturas troncales de duración anual acerca de los más variopintos temas de acuciante interés en la España actual; empezando por el presidente del PNV dando lecciones sobre la aceptación de la derrota electoral, siguiendo por un máster sobre gestión deportiva a cargo de Ramón Calderón, y culminando con Rouco Varela al frente de un curso sobre la importancia del cilicio en el mantenimiento de la correcta moral católica o con Zapatero en uno de sumas con llevadas.

Predigo clases llenas, cafeterías vacías y un ansia inusitada en la toma de apuntes. Todo ello por el módico precio de sacar a los payasos de las calles y meterlos en las aulas.

1 comentario:

Pilar dijo...

Si es que en Madrid nos llevan siglos de ventaja...

Mientras en la UR, en los cursos de verano te enseñan sobre la industrial del calzado, o la vendimia, en Madrid te enseñan a realizar vídeos pornos domésticos.

http://www.20minutos.es/noticia/223996/0/sexo/universidad/madrid/

¿Usarían a Jenna Jamesson como ponente?