jueves, 1 de octubre de 2009

Mandril Dosmilnunca

Falta un día para cumplir la corazonada.

Lo dice la tele, lo dicen los periódicos, lo dicen las radios. El pasado fin de semana todos los equipos de la Liga saltaron al campo portando una banderola con el logo la candidatura madrileña a las Olimpiadas del 2016; en los informativos la manita con los colores del parchís aparece al lado de la mosca de la cadena correspondiente; y en esos programas de la tarde que uno vé zappeando cuando el dolor de las retinas tras ver diez minutos del partido del Athletic, los deficientes que acuden como público también llevan camisetas con el logo.

Y es que hay que hacer mucha fuerza colectiva para quitarle los Juegos Olímpicos e la ciudad natal del emperador mundial de turno. El primo Obama viaja hacia Copenhague para llevarse las Olimpiadas a la Ciudad del Viento.

No preocuparse. Para plantar cara al dios supremo nosotros envíamos a Zapatero, el padre de esos dos mitos del frikismo gótico que visitaron recientemente al mencionado Obama y de los que hablaré en posterior ocasión; a Lisabesqui (ya puestos a escribirlo mal, lo hago mal adrede);a un tipo con barbas de mendigo que, dicen, es el Jefe de este nuestro glorioso Estado -aunque yo creo que es un actor que han elegido entre un casting de indigentes que se parecieran al tipo de las monedas y que nuestro verdadero monarca ha decidido que, puestos a vaguear, lo hace uno bien, y pasa hasta de ir a los actos oficiales (como lo mío al escribir Lisabesqui, vamos)-; y a Baúl González Blanco, el auténtico símbolo de esta candidatura.

Y no lo digo a la ligera, pues no se me puede ocurrir nadie mejor para personificar el concepto de presentarse continuamente como sede olímpica y llegar hasta las rondas finales para no ganar nunca que El Siete de España, que disfrutó de un centenar largo de apariciones con La Roja pero que luego, a la hora de la verdad, estaba en su casita mordiéndose los codos de envidia cuando los chicos del viejo Aragonés por fin lograban ese triunfo que él morirá sin saborear.

Esos son nuestos avales ante Chicago y Río. Parecen del todo insuperables, ¿verdad? El deporte español tiene a Gasol, a Nadal, al llorica Alonso, a Titín, a Todopoderoso y Caralápida Iniesta... pero allá van Baúl y El Ser Superior, que será de los más tristes cuando se confirme la primicia que voy a darles, porque si al cabo tiene poca pasta, con unas Olimpiadas en la puerta de casa, el tito Floren iba a ganar calderilla como para limpiarse el escroto con billetes de quinientos.

Pero, atención a la primicia: no se los vana dar a Madrid, sino a Chicago. Si se ponen tontos, quizás Río de Janeiro.

¿Qué cómo lo sé? ¿Qué si voy de listillo? Pues esta vez no. La cosa se sustenta en el irrefutable hecho de que las casas de apuestas te devuelven poquito más de lo invertido si apuestas por Chicago, te dan algo más del doble si la elegida es Río, y prácticamente te ponen la empresa a tu nombre y se bajan los pantalones para que lo celebres con sus traseros si les dan las olimpiadas a Tokio o Madrid.

Así que, otra vez será. Porque con la cantidad de gente que lleva ocho años viviendo del cuento a cuenta de la dichosa candidatura, probablemente el ayuntamiento de la capital ya tenga una consejería expresamente dedicada a preparar candidaturas olímpicas. Así que seguirán intentándolo y chupando del bote.

Quizás hasta sea mejor que no haya Madrid olímpico, porque en unos tiempos en los que las economías de todos los países de Europa comienzan a repuntar mientras la nuestra parece que va a estar otro par de añitos caminando de culo y contra el viento, tan sólo nos hacían falta unos Juegos para que el gasto público con el que el amigo Zetaparo y sus secuaces pretenden lavar su cara ante las constantes críticas del carroñero y antipatriota Mariano Jarrai, creciese hasta el infinito y más allá.

(Cómo me gusta citar a Buzz Lightyear. Mientras otros blogs pueden ganar solera y prestigio parafraseando a grandes pensadores, políticos o humanistas, yo cito a un muñeco de una peli de dibujos. Y dos párrafos antes llamo sutilmente mendigo al Rey, no sé si lo habían pillado. Que alarde de registros. Bilis es lo que tiene.)

De todas formas, mañana se dilucida todo, con gran despliegue de medios por parte de todos los mongolitos televisivos que llevan vendiéndonos humo meses y meses. Si, como todos ustedes, mis querídos lectores, suponen, Bilis tiene razón, me se da. Y si pierdo, soy capaz de comerme todo lo que acabo de teclear píxel por píxel. Y después hacerme unas empanadillas con el teclado. Así de seguro estoy.

Y es que de los de los medios de comunicación, los políticos y demás calaña, puede uno esperarse cualquier cosa; pero las casas de apuestas no se andan con hostias.

Hasta otra, mandriles.

No hay comentarios: