sábado, 19 de diciembre de 2009

Winter is coming!

Tras el otoño más caluroso que recuerdo, con temperaturas que han rondado los veinte grados durante muchos días del mes de noviembre, al fin una ola de frío siberiano (como el golfista) ha llegado a la península.

Nieve y heladas, temperaturas espantosas de hasta ocho grados bajo cero en el valle que sugieren que es mejor ni pensar cuánto habrá descendido el mercurio en la sierra, nos recuerdan lo que está por venir: Se Acerca el Invierno.

¿Y a qué vienen las mayúsculas? Pues a que ése es precisamente el lema de la Casa que nos introducirá en el mundo fantástico de Poniente, un continente imaginario en que (mayoritariamente) transcurre la acción de Canción de hielo y fuego, nuestro bílico tema de hoy.

Bien saben ustedes lo comedido de mis afirmaciones; que siempre me paró a contar (al menos hasta uno, como Cassano) antes de actuar, y que jamás me doy al extremismo. Por eso han de creerme cuando afirmo que estamos ante la mejor obra de la historia de la literatura universal. Y me quedo tan ancho.

¡Aaaagg! ¡Blasfemia! ¿Pero qué dice este idiota? Pues lo que oye, señora. Que La Odisea, Oliver Twist, La Metamorfosis, El Conde de Montecristo, Fausto o Teo en la narcosala están muy bien, pero Canción de hielo y fuego los adelanta a todos por la izquierda. Y después les espera, les vuelve a adelantar y les orina en el salpicadero.

La Casa de la que les hablaba, los de que viene el invierno (¡miedito!), son los Stark: nobles, leales, justos... y lucharán, a grosso modo, contra los Lannister (pérfidos, poderosos, malévolos, incluso incestuosos, como se revela en la propia reseña del libro) en una evocación de la Guerra de las Rosas inglesa que, y hasta aquí puedo leer, sólo se parece a ese conflicto en el ambiente general, porque, una vez que las líneas empiezan a sucederse, los acontecimientos adquieren un vértigo narrativo que es imposible que hubiesen protagonizado dinastías de aburridos ingleses en el siglo quince.

No es, por tanto, el típico libro libro de literatura fantástica, mágico y predecible como tantos. Me he limitado a leer el original y desconozco nada de todo cuanto haya podido ser escrito tras la inspiración o burdo calco de Tolkien, pero háganme caso, Bilis jamás les recomendaría escoria alguna. (Ni votar, ni ver jugar al Atlético de Madrid, ni libros de mierda.)

Lo dicho, intrigas políticas a punta pala que se completan con la asombrosa creación de un descomunal muro al norte del continente (el de Adriano a su lado es un bordillo), usado para separar los reinos de los hombres de los pueblos salvajes y los Otros -malignos espectros helados, cuya existencia o no se pierde en la leyenda (como Guti, vamos)-.

Díganme una cosa: ¿Qué pasaría si en medio de una guerra civil inglesa se van introduciendo sutilmente templarios, mongoles, vikingos, convencionalismos cristianos, religiones paganas, sectas mahometanas, y todo ello se cubre con un aura de magia creciente que insta a pensar en que todo va a acabar peor que un Puerto Urraco protagonizado por Gandalf y Saruman?

El resultado podría ser una puta mierda como el sombrero del Septón Supremo, o la mejor novela fantástica de todos los tiempos (he bajado un poco el pistón diciendo únicamente fantástica, y es que hay que hay que tener en cuenta a Fray Perico y su borrico). Y, afortunadamente, es lo segundo.

Que me perdonen los fans de El Señor de los Anillos, entre los que me incluyo. Pero en el universo tolkiano, lo malo era malo, lo bueno era bueno, y Samsagaz Gamyi era un mariquita oculto en un armario-hobbit. Aquí, como en la vida real, nadie es bueno ni malo del todo y, ojo al dato señora que estamos que lo tiramos, nadie está exento de que le pase cualquier cosa. Incluso, cómo no, la inevitable cita con la Parca.

No se me encapriche del personal, que al Gordo Martin le cuesta menos que comerse un kilo de nachos viendo la NFL cargarse a su favorito y dejarle a usted con una cara de "la cabeza me quiten y me pongan la del Pato Lucas, que lo ha matado, el muy cabrón".

Así pues, encarecidamente les ruego que lean Canción de hielo y fuego, una obra repleta de intrigas políticas, batallas, acertijos ocultos, sexo, droga, rocanrol (rocanrol del medievo, pero rocanrol al fin y al cabo, o ya me dirán ustedes que no les pega ver a Iron Maiden versioneando Las lluvias de Castemere...) y, sobre todo, muchas, muchísimas frases míticas jalonando lugares y escenas donde la magia está regresando y cada detalle es un genial invento el demonio. Un demonio de más de cien kilos de maldad llamado George R.R. Martin que hasta en el nombre parece haber nacido para esto.

Me juego con ustedes los huevos de Dannaerys Targaryen a que, si empiezan a leerlo y su capacidad intelectual es superior a la de un lamelibranquio medio como el que se jalarán en próximos banquetes navideños, una vez alcanzado el cuarto o quinto capítulo, les será muy difícil dejarlo. Si llegan a la página noventa -donde culminará el primer capítulo de la serie que la HBO está preparando-, les resultará imposible.

No hay mejor antídoto para evadirse de de la suegra, del cuñado pesado, del primo de Bilbao o del sobrino listillo, que este tochazo inacabado entre manos. Léanlo al calor de un brasero con un copazo en la mano, y suya será la canción de hielo y fuego.

Que lo sepan, se acerca el invierno.

6 comentarios:

Pilar dijo...

(Ni votar, ni ver jugar al Atlético de Madrid, ni libros de mierda.)

Emmm, menos meterte con el Atlético... que alguna vez será un grade! (Eso sí, no tanto como el Barça Muahaha).

Bueno, me daba hasta miedo leer esta entrada, ya pensaba que colarías algún spoiler!

M dijo...

Cierta merluza me ha hecho llegar hasta aquí. No, si al final tendré que leer el libro, después de que sea como la vigésimoquinta vez que me lo recomiendan.

Ah, hola y tal. Soy yo, una persona.
Buenas noches.

Antonio dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Antonio dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Yaha! dijo...

¿Dos comentarios suprimidos por el autor? Jamás en 'Bilis'.

¿Qué se piensan, que esto es la Cope? Aquí cada uno dice lo que le sale de los cojones, y ahí se queda.

O hay otro autor, o esto es problema de blogger.com, así que aquí copio-pasto los comentarios supuestamente censurados:

Antonio: Para decepción de los fans y fanas de este libro, creo que deberías haber añadido que es bastante complicado que el gordo cabrón de Martín no va a acabar el libro. Se va a morir antes, por su avanzada edad, de paro cardiaco... como buen gordo americano. Probablemente sea lo único malo de este libro.
Buena crítica!.

Antonio: Para decepción de los fans y fanas de este libro, creo que deberías haber añadido que es bastante complicado que el gordo cabrón de Martín no va a acabar el libro. Se va a morir antes, por su avanzada edad, de paro cardiaco... como buen gordo americano. Probablemente sea lo único malo de este libro.
Buena crítica!.

Sí, son iguales, pero servidor no tiene por qué responder acerca del deterioro cognitivo de sus lectores.

Respecto a los otros dos: no hay spoilers, mujer de Dios, faltaría más.

Y para el señor M, agradecerle el comentario. ¡Curiosamente yo también soy una persona! Aunque mis diálogos con pescados se reduzcan a alguna charla casual con salmonetes... No se puede estar a todo.

M dijo...

No sé qué opinará la merluza de lo suyo con los salmonetes... pero bueno, a alguien que organiza bodas gays entre mascotas, no debería importarle.

Seguiré dejándome caer por aquí, así oblicuamente.

Un saludo.

PD: Comentario suprimido por el autor = autor del comentario, no del blog. Al menos si mal no recuerdo :P