lunes, 18 de abril de 2011

La Virgen de las Tachuelas

Se acerca la Semana Santa, que este año coincide con el tercer aniversario de este blog que, según la wiskipedia, está compuesto a partes no iguales por agua, colesterol, un fosfolípido llamado lecitina, pigmentos como la bilirrubina o la biliverdina, iones bicarbonato y glicocolato, y taurocolato de sodio; pero que, en realidad, pasa completamente de Juan Luis Guerra o cualquier líquido que el Eroski no venda a medio euro el cartón, y es un producto cien por cien mala hostia y ganas de matar, milagrosamente calmadas por el balsámico efecto de unas teclas.

Por eso, y sin ánimo alguno de analizar la absurda proliferación de advocaciones marianas -es normal que en esta Españññia nuestra tengamos Vírgenes de piel blancuzca, que los sudacas la tengan de aspecto indio, los chinorris de ojos rasgados, o que la Virgen de Begoña lleve capucha-, me he decidido ha dejar para más adelante la habitual entrada anual recopilatoria, y lanzarme a los brazos de Nuestra Señora, en busca de una protección que, me temo, se hará más que necesaria en los próximos días.

Y como entre la Macarena o la de Triana la decisión era complicada; como el Cristo del Gran Poder ya tiene bastante con cuidar a Lopera; e invocar a la Sagrada Cofradía de Darth Vader me parecía llevar el ecumenismo a unos límites pelín exagerados, he decidido, vistos los peligros de los que espero que nos libre la Santísima en las próximas fechas, dedicar esta entrada pascual a La Virgen de las Tachuelas, protectora de los presos heroinómanos. ¡Olé tus jeringas, guapa!

Yo le hice una promesa a la Virgen de las Tashuela
y le pedí que me cambiara el virus por la viruela.

Y como la vi contenta, sonriendo su cara morena

le pedí una piedresilla pa metermela por la vena.


Que no te quiere la Virgen,
dice la mama,
que te ha mandao a shirona.
Que no te cuidan loh ángles, niño
no compartas la shutona.

Pero yo se que me quiere y me cuida la Virgen de las Tashuela
que es la que le dio permiso ar Niño Dió pa dejarse melena.
Por eso me porto fino
y ya no me hago ni un shino,
he afanao una guitarrilla y a la Virgen le canto jarto de vino:

Ay dame, Virgen morena.
Ay dame argo para unos petas.

Que a mi me quiere la virgen, díselo a mama
que me ha sarvao en el maco.
Que a mi me cuidan los ángeles, quillo
que me rasionan el jaco.

Ay dame, Virgen morena.
Ay dame argo para unos petas.
Dame, que el mono eh mu malo,
ay niña, ay, si no hay pa fumarlo...


De los sublimes Gigatrón,
por supuesto.

PD: Ay, Darbadeeeeer. Tú sí que eres maaaaaaaaaaalooooooooooo...

1 comentario:

Pilar dijo...

En qué hora te los recordé... Te ha dado fuerte con ellos!