viernes, 4 de noviembre de 2011

Carta de San Banco a los corintos

...Y a los tesalonicenses, los cretenses, los atenienses, y los espartanos -si los hubiera o hubiese-. Y a Nana Mouskori, Tsartas y Zagorakis.

Querídisimos hermanos:

Hay cosas de las que uno aprende a desconfiar a los siete u ocho años: el Ratoncito Pérez, los Reyes Magos o Papá Noel. Para saber que otras no existen, por ejemplo la Democracia, ha hecho falta llegar a la edad que quiera tegáis en este otoño de 2011.

Para los que aún creíais en cosas como ésas, especialmente en la última, os enviamos un mensaje. Y encima gratuito, sin comisiones:

Tratar de llevarnos la contraria es una mala idea. Si Nosotros decimos, por boca de la alemana fea o del gabacho enano, que debéis pagar con vuestro dinero público las deudas que Nosotros, los Bancos, hemos generado, debéis hacerlo. Rapidito.

Hay que ser buenos, como lo fueron los españoles. Por eso, ellos ahora tienen la deslumbrante perspectiva de romper todos los Guiness de desempleo, mientras recortan, más y más y más, cualquier resquicio de estado de bienestar que pudiera quedarles.

A cambio, Nosotros, que somos generosos, recolocaremos al anormal de la ceja en alguna cara Universidad yanqui, donde sus alumnos tengan tanto dinero que no se pregunten por qué tienen delante un estúpido hablándoles en mexicano; como hicimos con su nazi predecesor.

Pero tú, ¡oh tú, Papandreu! Tú que has tenido la osadía de plantear un referendum para decidir sobre nuestros dogmas... tú acabarás vareando olivas en una reseca loma peloponésica. Nadie azuza a la Bestia y sale entre risas. Mucho menos entre aplausos, convertido en el héroe que impidió el expolio de Grecia.

Así que, si a alguno de vosotros, panolis, le da por plantear una consulta popular, para que el pueblo decida soberanamente rendirse ante el capital y entregarlo todo a los bancos, ya veis lo que pasa.

Cuatro llamadas de teléfono, y en Atenas el personal se da de hostias por ser el Bruto que te acuchille la espalda. Partido propio, partido de la oposición, tu propio gobierno. Da lo mismo, todos tienen bolsillos.

Referendums, a estas alturas de la película. Cuando ha quedado ya bien claro que vosotros, siervos, pensáis lo que mis periódicos dicen, y hacéis lo que yo impongo.

Está muy bien que os haya tocado a vosotros, que os preciais de serla cuna de la democracia. Podíamos habérsela metido por el culo hasta los pulmones a algún otro país del Tercer Mundo, como Bolivia, Kenia, Tayikistán o España; pero jodiéndoos a vosotros, estandartes de los sistemas de poder popular, de la cultura filosófica, del arete virtuoso y todo eso, dejamos las cosas claritas a quien pretenda volver a levantar la voz.

Islandia sólo hay una, y si no aplastamos a esos vikingos pueblerinos a la primera (a su tiempo lo haremos, ya caerán), fue porque tienen el suelo plagado de cráteres, fumarolas, géiseres y demás mierdas, y corríamos el riesgo de quemar la suela de nuestra imperial bota.

Porque recordad: aunque tuviera todas vuestras casas, aunque dirigiera todos los medios de comunicación, aunque mantuviera secuestrados todos vuestros ahorros; si me faltara un día el total y absoluto control sobre vuestros políticos (que es lo mismo que decir sobre vosotros, ya que a ellos regalais vuestra capacidad de razonamiento y decisión), "sería como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Si me falta el control, no soy nada".

Así que nada, mis helénicos siervos, con esto me despido. Y que sea la última vez que os creéis libres. Estáis atados a Mí de por vida, con una cuerda idiota, llamadla capitalismo, llamadla neoliberalismo, llamadla memocracia, que vosotros mismos os habéis puesto al cuello.

Que os sea leve y, cuando os toque, votadme de nuevo.

2 comentarios:

Fito dijo...

Qué entrada más pletórica!
Bravo!

Anónimo dijo...

Increible macho!