miércoles, 2 de noviembre de 2011

Making friends VII: ser retrasada y vivir de ello (y II)

Dice Lucía Etxebarría que "En España no se utiliza un sistema proporcional normal y lógico, en el que cada partido se lleva el tanto por ciento de escaños que ha conseguido en las urnas. En España utilizamos una complicada fórmula matemática, la ley D’Hondt...".

Ni una coma de verdad. Como dirían los Flema, tan cierto como que el Chusmari es pelotari, amigüitos. No sé qué es peor. Si el decir todo esto por pura estupidez, o hacerlo por interesada maldad, mintiendo.

Veamos, como dezconozco si la susodicha sabe sumar con llevadas, no puedo rebatirle que la ley D´Hondt sea una complicada fórmula matemática; pero cualquiera puede ponerla en práctica con unos conocimientos mínimos de sumar, restar y dividir. ¡Oh, D'Hont, malvado hereje, empleando la maléfica división entre dos cifras y con llevadas! ¿¡Qué será lo siguiente, afirmar que la Tierra es redonda!?

Además, y ante la presunta maldad del sistema de asignación de escaños podríamos decirle a doña Lucía que dicha ley es una buena manera de solventar el problema existente cuando, al dividir el número de votos entre los candidatos a elegir, el resultado no sea exacto. Otra sería descuartizando políticos. ¡Marchando un senador completo y dos piernas y un brazo de otro para el Partido Nacionalista Soriano!

A decir verdad, la gran manipulación del voto no viene del amigo D'Hondt, sino de la asignación de diputados o senadores por circunscripciones, lo que da al voto de un ciudadano de una provincia el doble o el triple de valor que al de uno de la de al lado. Pero de eso, doña Lucía, al parecer no sabe nada.

Posteriormente dice la verdad, sin embargo, cuando afirma que "votar en blanco hace más difícil a los partidos pequeños llegar a obtener escaños, o lo que es lo mismo, hace más fácil a los partidos mayoritarios obtenerlos".

Pero, extraer de ahí su conclusión, va un mundo. "Vota, lo que sea, pero vota. Eso sí que sería enrollado y molón". Enrollado y molón dice, la muy sinvergüenza.

Eso es. A la basura con tu capacidad crítica. A la mierda con tu propia inteligencia. Sé enrollado y molón. Aunque creas que todos son malas elcciones, vota. Hazlo para que pueda vivir del cuento el candidato del cuarto o quinto partido menos malo; y, de paso, justifica con tu participación la pantomima que permite a los dos primeros reírse en tu puta cara durante otros cuatro largos años.

Vamos, como conclusión, las consumidoras de espiz de dieciocho años, que tras disponer la posibilidad de abortar desde hace dos, al fin tenemos la capacidad legal de meter un papel en una urna (muy lógico este país, sí señor), hemos de deducir que, como no nos gustan los chanchullos matemáticos de los malvados partidos mayoritarios, debemos votar a uno minoritario, por el mero hecho de votar.

La opción de no votar, de demostrar tu completa oposición al sistema y sus representantes no participando en su pantomima, ni se contempla. Porque hay que saber vivir en democracia, y elegir en libertad a los hijos de la gran puta que nos van a beber la sangre durante los próximos cuatro años.

Lo que yo decía, Etxebarría: que eres una progre asquerosa, una snob más, disfrazada de izquierdista, que sólo sirve para que los jefes del periódico en el que escribes se crean muy plurales por dar cabida a las insulsas palabras de una retrasada mental que confía en crear su bucólico País de las Hadas dentro de un mundo regido desde Mordor.

Así sea pues. Hoy incita al voto, y mañana a poner el culo. Que ganado lo tenemos.

PD: Encima, el blog se llama Simpatía por el débil. Haciendo gracietas con los Rolling Stones en vez de bautizar a su engendro Burgués King: soy una progre de mierda adicta a la chistorra. No me negarán que es mucho más bonito.

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