jueves, 9 de octubre de 2008

Socialismo o suerte

Andaba servidor buceando en las inmensidades de la red, entre toneladas de estadística infinitesimal, biología algebraica lineal, teoría combinatoria precolombina, manuales de física cuántica y la página del Marca, todo ello aderezado con la dosis diaria de porno recomendada por la Organización Mundial de la Salud –entre cuatro y cinco horas diarias, según la estación del año–, cuando fue a dar con el editorial de los chicos de "Karmadice:".

Dada mi total admiración hacia los karmaradas de la citada publicación, no tuve menos que alegrarme al ver que trataban en su número de este mes el mismo tema que servidor en su diatriba de la semana.

Así, redundando un poco en el mismo tema, y como el señor redactor de semejante editorial –Julio Albitre, entre otras cosas pretérito candidato a alcalde de Bilbao, casi nada– tiene una clase que, puesta junto a mi lamentable prosa surgida de las tripas de un humano con cierto resquemor, no serviría para otra cosa que para establecer el mismo analogismo que puede existir entre la madre del rey y Stephen Hawking –nosotros coincidimos en un tema, ellos en una silla de ruedas, pero a partir de ahí, es como comparar a Dios con un gitano, que se dice en mi etílica tierra–, pues aquí se la copio tal cual. El título de la entrada de hoy es, por supuesto, el que encabezaba el citado editorial. Para ustedes, queridísimos jipis.

<<El socialismo ahora es para los ricos. Para los demás queda la suerte. Y eso, con suerte. Llega un día en que los bancos tienen problemas de dinero y las migajas dejan de caer por el borde de la mesa. Según Díaz Ferrán, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, la economía de mercado se merece un paréntesis. George W. Bush, el presidente de los Estados Unidos es más directo: 700.000 millones de dólares en dinero público sin marcar, o el caos. Los especuladores suspiran: eso sí es un Fondo de Garantía Salarial. Ensayan ya sus desfiles del primero de mayo por Wall Street y aprenden las consignas del hombre nuevo: “Propietarios del Mundo Uníos”, “Arriba parias de la bolsa”, “No quebrarán” y el inmortal “Qué hay de lo mío”.

Veremos qué ocurre cuando no haya más dinero con que cubrir los agujeros heredados del capitalismo. Llamarán a la austeridad absoluta, a apretarse el cinturón a la cintura o al cuello, según los casos. Rascarán. Escarbarán. Prohibirán sacar los ahorros del Banco. Entonces será el corralito, corralazo, corralón. Un tango argentino a escala global para el baile final de los vampiros.>>

Karma dixit.

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