lunes, 22 de marzo de 2010

El día de los trífidos (I)

Una lluvia de meteoritos ha caído sobre la Tierra, dejando ciega a la población y conviertiendo unas plantas en monstruos.

¿¿¡¡Ein!!?? ¿Me lo repite?

Se lo repetiría, pero pueden ustedes elevar la vista y releer, mientras yo me ahorro el teclear y puedo aprovechar mis dedos para rascarme el escroto. Así empezaba la sinopsis de la película, qué digo película, de El Peliculón con que Antena3 no deleitó el sábado pasado. ¿Qué hacía servidor viendo la tele un sábado por la noche? Ya lo ven, tengo un blog donde hablo de los váteres que he frecuentado, ¿pretendían que también tuviera amigos?

Empezaremos con una advertencia: este artículo contiene spoilers de la citada película; esto es, que tras su lectura ya sabrá usted cómo termina antes de verlo. Más o menos como las participaciones del Madrid en Champions.

Comienza la película con distintas imágenes de sus tres protagonistas: el chico, la chica, y el malo. Usted sabe que la chica es la chica porque es rubia y tiene tetas; y que el chico es el chico porque carece de ellas.

La rubia es locutora de radio y se llama Yo; el prota es un científico llamado Meisen que (por razones que, o bien no se explican o que estaban explicándose durante los títulos de crédito, momento en el que servidor aún no había contactado, sin pretenderlo, desde luego, con esta maravilla del séptimo arte) lleva una venda en los ojos, pues acaba de ser sometido a una operación tras la cual es muy probable que haya perdido la vista.

Los pacientes, que además de ciegos por acción de los meteoritos -yo tampoco entiendo la relación, qué se le va a hacer-, parecen la versión zombi de la Familia Real, un grupo de retrasados que camina a velocidad ridícula palpándolo todo y emitiendo quejidos guturales, como si ello les fuera a ser de alguna utilidad, buscan ayuda desesperadamente cuando el prota Meison acaba también palpando un espejo. Se coloca frente a él y se quita la venda. Y respira tranquilo al reconocerse en el espejo. ¡Puede ver!

Pero vamos a ver, hijos de mil putas, para darse cuenta de que puede ver, basta con que se quite la venda y mire, no es necesario que lo primero que vea sea su propia cara. Primer gol del partido, Lógica 0- Trífidos 1.

Esos son los buenos. Ahora, amigüitos, ya los conocéis, pensó el director. Así que ahora os voy a presentar al malo. Se sabe que el malo es el malo porque, atención, el hábil creador de esta obra de arte se esfuerza en dejarlo claro desde el primer momento. Veamos.

Un avión en pleno vuelo, de fuera llega el resplandor de la lluvia de meteoritos -"como una aurora boreal en pleno día, como varios arcoiris en el cielo"- y los pasajeros que contemplan semejante espectáculo, cómo no, se quedan ciegos. ¿Todos? Noooooo. Había un tipo echando la siesta con un antifaz y, oh sorpresa, cuando se lo quita, el repentino efecto pernicioso ha desaparecido, y mientras todos los pasajeros y la tripulación han perdido la vista, él aún la conserva.

Inteligente cual participante en Miss España, analiza la situación, se percata de que el avión se va a estrellar y comienza, sutil y pérfidamente, a robar -ahí sabemos que es malo, porque pone cara de cabrón en el hurto, cosa que, por cierto, es pecado- los chalecos salvavidas de los demás pasajeros. ¿Para qué, si van a estrellarse sobre un prado? Pues para meterse con ellos hinchados en el aseo y amortiguar así, con dos docenas de manguitos amarillos, el impacto de un aparato de tropecientas toneladas lanzado contra el suelo a mil kilómetros por hora. ¡Jódete, conservación del momento lineal!

Obviamente, el malo se salva, aparece en la siguiente escena en medio de un Londres azotado por el pillaje, echándole el ojo a un traje carísimo que desde ya sabemos que pretende robar del escaparate, y el segundo tanto sube al marcador. Doblete del guionista de la jeringuilla en la muñeca: Lógica 0-Trífidos 2.

Chico conoce a chica, ambos ven que el otro puede ver, por lo cual, son compatibles para huir de la ciudad y dejar solos a los putos ciegos. Conviene recordar que no son peligrosos. Se los deja solos por hacer el cabrón, nada más.

La chica quiere ir a ver a su padre, pero el chico quiere ir a la plantación de trífidos donde trabaja. ¿De qué? De trífidos. Al final, el chico convence a la rubia, y ¡oh apocalíptica catástrofe!, al llegar a su honrado puesto laboral ve que las maléficas criaturas con las que ha estado experimentando han escapado.

Es entonces, en el camino desde la fábrica hasta la casa del padre de la rubia, cuando sabemos qué son los dichosos trífidos. Unas plantas -todo OK- enormes -pasable- inteligentes -mmm- carnívoras -uyuyuy- y que pueden moverse -hat trick, otro duro golpe a las leyes de la vida-. Obviamente, al llegar a casa del padre -como si lo vieran, ¿a que sí?- los trífidos se están comiendo a aita. Han llegado tarde por los pelos.

Cuando la chica le echa en cara al científico que la visita a la plantación haya impedido que pudiera salvar a su padre, y que sus jueguecitos hayan degenerado en una especie asesina que está acabando con la humanidad, él responde: "El aceite de trífido salvo a la humanidad del cambio climático." Con eso te lo digo todo, guapita de cara. Y es ahí cuando supe que debía ver esta película hasta el final. Aunque durase nueve horas, al estilo de la muy recomendable "El asesino horriblemente lento con el arma extremadamente ineficaz." Y eso es lo que hice, calzármela enterita. Como Dios manda.

Después, la película sigue, y lo hace como las pelis buenas de verdad. Esto es, con la tensión in crescendo; plantas desbocadas, nuevas escenas para el malo y el prota diciendo, entre flashbacks selváticos con más humor que contemplar a Felipe González recordando su campaña anti-OTAN, la palabra trífido en todas y cada una de las líneas de su diálogo.

Pero eso será mañana, porque soy un perro viejo de la intriga, y sé que no podrán resistirse a volver a Bilis para comprobar cómo termina la película que ha desbancado a Ciudadano Kane del Olimpo del cine, ni cómo soy capaz de decir trífido treinta y siete veces en mi próxima entrada.

4 comentarios:

Pilar dijo...

Seguro que podrías haber hecho cualquier cosa mejor que ver esa mierda de peli!

Bleg bleg dijo...

Predd

Qué dices, meloncia. Tenía que verla para poder deleitarnos con esta entrada.

JanKusanagi dijo...

Hay 3 versiones del peliculon este, cual has visto tu? xD
La original es de 1962 xD

http://www.imdb.com/media/rm1472503552/tt0055894
http://www.imdb.com/media/rm737447936/tt0081850
http://www.imdb.com/media/rm3614412544/tt1332653

Supongo que una de las 2 ultimas xD

Yaha! dijo...

La tercera de la lista es la que yo degusté.

Iba a decir que obviamente, pero viendo el póster de la segunda, quizás ésta sea tan lamentablemente deliciosa como la que yo pude ver.

Viendo la gran aceptación de los trífidos entre la parroquia de 'Bilis', he de confirmarles que tendrán la prometida segunda parte del artículo. Pero eso, como dije, será mañana.