lunes, 9 de agosto de 2010

Michelle Obama se limpia por delante

Somos bobos. Así de claro. A la masa idiota se le da lo que la masa idiota quiere, ni más ni menos. Por eso en Telecinco no tienen misas ni documentales en su programación; tienen Mujeres, hombres y viceversas, tienen Sálvames y tienen a Belén Esteban, que es lo más parecido a un buen tiro de coca en el aparcamiento de una discoteca que puede ofrecer una televisión. Pim pam pum, y tal, ¿sabes?

Por eso, porque somos gilipollas perdidos, llevamos una semana comiéndonos con patatas el seguimiento milimétrico que la prensa patria está haciéndole a Michelle Obama & Daughter durante sus vacaciones andaluzas.

Vaya por delante que esta señora no ha hecho nada, ni bueno ni malo, para merecer un chorretón matutino de líquido biliar en todo el ojo izquierdo, pero como esposa del comandante en jefe del mayor ejército de la nada pacifista historia humana, algo se le podrá achacar de los desmanes homicidas de su marido.

No sé si la complicidad en todos y cada uno de los asesinatos que los chicos de Barackito practican a diario en nombre de la libertad, pero algo de culpa tendrá. Quizás no pueda exigírsele a Michelle Obama que sea la Lisistrata del siglo veintiuno, pero desde luego, tampoco merece ser tratada como si fuera Teresa de Calcuta.

Los titulares son para mear y no echar gota: "Michelle Obama probará esta noche el gazpacho" o "Michelle Obama bailará flamenco en una cueva del Sacromonte" podrían parecer dos gilipolleces por mí inventadas para rellenar el cupo de tonterías que ha de tener cada entrada de Bilis para ser recomendado por la Organización Mundial de la Salud como blog más estúpido a esta parte de los Cameros, pero son sólo una pequeña pero clarificadora parte del muestrario de tonterías y lamidas de culo con que la prensa española ha ilustrado el viaje de su excelencia la esposa del Emperador.

Que si es muy maja y jovial, que si se ha marcado unas palmas, que si me ha sonreído, que si simplemente ha tenido la gentileza de no escupirme en un ojo, que si es muy campechana -como el Juancar, por cierto, con quien almorzó en el palacio de Marivent (pan con queso, fijo) para poner punto y final a sus vacaciones, toma normalidad-, que si tal y cual.

Hospedada en el hotel más caro de España bajo inmensas medidad de seguridad que vaya usted a saber quién pagará (¿tú?), también ha tenido la gentileza de abandonar su mansión para darse un garbeo por la Alhambra. Todo es maravilloso. Como sacado de un repelente cuento de hadas repleto de mentiras y paletos que jalean a la Diosa alentados por una prensa estúpida y comprada que carece del más mínimo sentido crítico y se limita a sacar mucho la lengua en cuanto tiene un trasero delante.

De nuevo aparece la monumental imagen de Granada, como ya sucediera cuando, siendo Bill Clinton presidente de los USA y, simultáneamente, lanzador del contenido de sus cojones a vestidos azules de becarias, un alcalde tonto, analfabeto y aprovechado -como casi todos- decidió colocar una placa en pleno mirador de San Nicolás para recordar que, entre soplo de saxo y matanza de la CIA, Clinton aseguró haber contemplado desde allí "la puesta de sol más maravillosa del mundo".

Yo, que he echado litros allí, puedo asegurar que es el lugar más bello en el que he bebido calimocho de a medio euro el cartón en mi vida. Subí por unas escaleras estrechas y oscuras hablando con un kazajo, giré a la derecha, vi la Fortaleza Roja iluminada en la noche, abrí la boca y deje manar la baba. Y no me hizo falta que me lo dijera ningún asesino, ni la esposa de ningún asesino, ni un periódico que relatara cada nimio paso de la gira de la esposa de un asesino entre las enfervorecidas masas que somos los paletos de este país.

Que es que me cago en su puta madre, coño.

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