miércoles, 5 de agosto de 2009

Plan E (de estafa)

Estamos en crisis. ¿No lo sabían? Bueno, pues para eso está Bilis, para informar al inepto ciudadano.

Y de inepto a inepto les diré un secreto: todo el mundo está en crisis, pero España lo está aún más porque, cuando años atrás nos vendían las maravillas del milagro económico español y la bonanza pecuniaria de este nuestro imperio, todo era una gran mentira.

Aquí todo el boom económico provenía de miles de pelotazos urbanísticos colocados uno sobre otro, al estilo de un enorme y frágil castillo de naipes. Y cuando la burbuja se pinchó y cayó la primera carta -una puta de bastos, concretamente-, pues todo lo demás se fue a tomar por culo con esa naturalidad con la que cae todo lo que está mal construído.

Cayó la corrupta estructura burocrática del Imperio Romano, cayó Prosinecki como rutilante crack futbolístico -que no mediático- mundial, cayó Operación Triunfo como éxito musical de masas, caerá la selección española de fútbol para volver a arrastrarse por los campos hasta la llegada de los cuartos y, logicamente, ha caído dándose el mayor de los hostiones el milagro económico hispano.

Y así nos vemos ahora, con las listas de parados creciendo a lo Toy Story. Hasta el infinito y más allá.

¿Y como intentan nuestros buenos simpares gobernantes combatir la crisis? Pues no lo hacen buscando la inversión de las empresas, esas que en los años de bonanza se lo han estado llevando crudo y que ahora, si te he visto no me acuerdo, pretenden aparecer como las grandes damnificadas de toda esta crisis. Eso, ni de coña. Bastante suerte ha habido ya con que el Gobierno se haya plantado ante su petición de flexibilizar el despido libre.

No trata esta entrada de la inmensa cara dura de La Patronal, pero un día que tenga un poco de tiempo y un mucho de bilis en el cuerpo, contaré a vuesas mercedes mis cuatro opiniones particulares de esa caterva de hijos de puta que se forra a costa del pobre obrero y que, llegadas las vacas flacas, únicamente piensa en seguir engordando sus cuentas aun a costa de matar de hambre a aquellos por cuya fuerza de trabajo él está donde está.

Pero, volviendo a la crisis, resulta que nuestros intrépidos amiguitos de La Moncloa han dado con un eficaz método para superarla. La solución a la crisis es la inversión pública.

Esto, que podría parecer una buena medida, se convierte en la mayor de las infamias cuando uno repara en qué es lo que doña Elena Salgado -la ministra, no la del anuncio de Pavofrío-, Zapatero o quienquiera que sea el iluminado que lleva los asuntos de perras en este país, entienden por inversión pública.

Su solución se llama Plan-E y consiste, a grandes rasgos, en soltar pasta a los ayuntamientos para que estos gasten en miles de pequeñas obras urbanas que, si bien no contribuyen en exceso a los avances del país, si que pillan lo suficientemente cerca del ciudadano como para que este vea movimiento y gente trabajando en la puerta de su casa en lugar de tipos sentados a la sombra rascándose los cojones.

Levantamos la acera izquierda de una calle, cuyo adoquinado estaba en relativo buen estado tras apenas una década de uso. Después ponemos adoquines nuevos. Con esto hemos logrado un par de meses de obras y tener ocupada a una cuadrilla de veinte obreros. Después se repite el proceso con la acera derecha.

Una vez culminadas ambas aceras, se pueden continuar haciendo obras innecesarias en otro lugar de la ciudad o, directamente y echándole un par de cojones, volver a levantar la acera izquierda y empezar de nuevo.

¿Qué se consigue con esto, aparte de unas aceras absurdamente nuevas cada cuatro meses? Pues evitar que las cifras de parados lleguen a los cinco o seis millones a costa de esquilmar las arcas públicas, que bajan y bajan y bajan merced a inversiones públicas coompletamente innecesarias.

¿No sería mejor, puestos a que el Gobierno asuma él solito el dar empleo a todos los parados, que éstos arreglaran puntos negros en autovías, mejorasen el tendido eléctrico y, en definitiva, trabajaran en cosas que representen avances significativos para la futura calidad de vida de la gente?

Pero bueno, una cuadrilla de obreros dándolo todo en medio de un rastrojo subsanando los problemas de la red eléctrica española es bastante menos visible que cuatro tipos levantando una y otra vez las aceras más céntricas de la ciudad. Además, mucho cuidado con eso de la inversión pública. Que de ahí a recuperar servicios esenciales como la luz, los combustibles o la telefonía, va un paso. Y de ahí al comunismo estalinista, un pasito.

Y, al fin y al cabo, Spain is different. Tenemos la suerte de vivir en un país donde no importa nada hipotecar el futuro de las cuentas públicas con tal de aferrarse al sillón el par de añitos que les queda.

Y si después, vista su incompetencia, pierden las elecciones, todo este lastre recaerá en los hombros de los peperos y les dará a los chicos del puño y la rosa un buen caballo de batalla desde el que ejercer su labor de responsable oposición -que aquí en España significa, como todo el mundo sabe, mover la silla del otro tanto como se pueda para subirse en ella a la menor ocasión; siempre sin que importe lo más mínimo el jodido ciudadano.

Pero, si aun después de semejante nulidad en su labor de gobierno, Zapatero es capaz de mojarle la oreja a Rajoy por tercera vez -lo cual no es para nada improbable, dado el déficit cognitivo (vamos, que es un idiota) que arrastra don Mariano, peligrosamente similar al de Zetapé-, pues todo este despropósito no habrá caído en saco roto. Cuatro años más chupando del bote bien valen una misa. O el total finiquito de las arcas públicas a través de miles de chorrinversiones.

Porque no hay otra vía. O peperos, o sociatas, y así continuará por los siglos de los siglos. O hasta que gobierne Izquierda Unida. (No, eso no, por favor, que me orino encima de la risa sólo de pensarlo).

Pues eso, que ahí seguirán. Digan lo que digan y hagan lo que hagan. Y si la culpa de la burbuja inmobiliaria, el despido cuasi-libre o tantas otras cosas es suya, la culpa de tenerlos a ellos, como dice la canción, la tienes tú, mamón.

3 comentarios:

Adolfo dijo...

Bueno, para nada de acuerdo en la poca uilidad del plan E.
Si que es verdad que se debiera haber luchado antes contra la burbuja inmobiliaria, pero haber como cambias en un par de años un problema estructural de la mano de obra, es decir, a ver como coño cambias una mano de obra poco cualificada a una formada y entonces atrayendo inversiones mas seguras.
El plan E, no es tan mala idea por varias razones: para empezar se ha repartido la inversión por toda España, basandose en criterios objetivos de poblacion, obras absurdas u obras necesarias para las cuales los ayuntamientos no disponian de dinero?
Segundo, lo que se pretendia, a parte de mejorar el entorno del ciudadano, era dar un balon de oxigeno a toda sa mano de obra que se ha quedado parada, la de la construcion. Pocos meses, si pero al cotizar alguno vuleven a tener derecho a prestacion por desempleo.
Y respecto a lo de "pobres obreros", todavia quedan de esos? no los pobres de dinero, que de esos hay bastantes, si no al espiritu al que te refieres!
Espero esa columna sobre obrero versus empresario!!!

Yaha! dijo...

Mi apreciado señor Adolfo: si su apreciado señor Zapatero, o cualesquiera de sus compañeros en las arduas tareas de gobernar a esta caterva de cabrones que somos los españoles, es incapaz de impedir que siga creciendo el paro y hundiéndose la economía patria, lo mejor que debería de hacer -si tuviera un mínimo de dignidad- sería dar un paso a un lado, y dejar a otro.
La cosa se complica cuando uno se para a pensar en quién sería ese otro. Se trataría, indudablemente, del señor Rajoy; tan incapaz como ZP y puede que incluso más corrupto.
Así que, si no tienen soluciones para la crisis, que lo digan a las claras y apechuguen con las críticas. Pero gastar un dinero que luego hará falta para cosas serias tras esta gran crisis económica en miles de obras municipales para suavizar las cifras del paro y demostrar vitalidad en la construcción a nivel de calle... pues que quiere que le diga, pero me parece una enorme mongolada.
Una más, y no será la última. Se lo digo yo, que tengo un blog y soy medio lelo.

Adolfo dijo...

Si un solo presidente en el mundo puede acabar con una crisis mundial, bienvenido sea. Pero si de verdad cree usted que el presidente de una unica nacion es capaz de sacar a su pais de una crisis mundial, internacional, no aislada de un pais, sino que esta interrelacionada con el resto del mundo, de verdad es que no ha terminado usted de entender esta crisis.
No es una crisis de un pais, achacable al error de una nacion, sino que esta interrelacionado con el resto de los paises. Tambien podemos volver a la autarquia, ahi si que sera solo nuestro error!