martes, 15 de diciembre de 2009

Forza Massimo!

Se llama Massimo Tartaglia y es el resultado de unir en un transmutador del continuo a todos los héroes de la historia de la humanidad, desde Braveheart hasta El Zorro, pasando por Espartaco (el torero no; el que interpretaba Kirk Dúglas, el padre de Maikel Dáglas) y Robin Hood con Doraemon, el Cojo Mantecas y el tipo que le lanzó un zapato a Bush; todo ello bajo los estrictos criterios de calidad y orientación político-filosófica de, por ejemplo, este blog.

Pues el amigo Massimo, que desde el pasado domingo día trece ha ascendido a los altares de mi Iglesia de los Sagrados Fluídos Páncreáticos y la Santísima Venganza, y gracias a ello oficia ya como santo patrón de Bilis, la chispa de la vida, es hoy nuestro protagonista.

Porque él lo vale.

Ya hera ora; ya está bien de a los malos de verdad nunca llega a pasarles algo malo de verdad. ¿Me siguen? Porque Franco murió en la cama; Hitler tuvo el lujo de suicidarse; el zapato que debía haber impactado en George Retraseitor Bush fue ágilmente esquivado por éste; Aznar se ha afeitado el bigote, dejando patente que no existe el supesto navajazo que le dieron en Logroño, y que la razón de ser de su mostacho era tan sólo que Ana Botella pudiera distinguirle de su hija Ana; e incluso lo de la paliza a Ramoncín en Alberite cuando se creía punk y orinó desde el escenario en la plaza del pueblo, parece más una leyenda urbana que otra cosa.

Solo un malo malísimo recibió su merecido, como en las pelis buenas. Al amigo Benito Mussolini los partisanos le llenaron las tripas de plomo contra una tapia, le ataron de una cuerda, le arrastraron por Milán, como si fuera el circuito del final del Giro del 45, y, con las mismas, le colgaron de la marquesina de una gasolinera.

Y también fue en Italia, desde luego. Estos espaguetis saben lo que se hacen; no en vano, el tipo de la mitra que tiene contacto directo con Dios ha decidido instalarse entre ellos. Por algo será.

Así que, cuando servidor se entera de que a la salida de un mitin un tipo se ha acercado a don Silvio con una réplica de la Catedral de Milán (para que luego sigan riéndole las gracias a Marylin Manson. ¡Que el gótico es peligrosísimo!) en la mano y le ha estampado doscientos gramitos de compacto yeso en la cara, sólo he acertado a pensar...¿habrá seguido este ínclito personaje al pie de la letra la ya mítica teoría de Las Tres Piedras?

Eso, amigos, nunca lo sabremos. Lo que sí que conocemos son los resultados de la jugada. Ojo al dato. Minuto y marcador en San Siro, Jose Francisco:

Un diente roto. Olé. Otro diente roto, y van dos. Olé y olé. Una herida interna en el labio. Ni tan mal. Una herida externa, también en el labio, con su consiguiente hilillo de sangre. Eso esta mejor, por lo menos que se vea, ¿no? Y para rematar la jugada una imaginativa fractura del tabique nasal que, no sólo encumbra la punteria del señor Tartaglia, sino que dará a Berlusconi una excusa para pasar por el quirófano por vigesimocuarta vez.

Gran corrida en la Monumental, compañeros. Dos orejas y el rabo para el maestro Tavaglia.

En fin, que tras las risas y el regocijo que produce ver como a un cabrón le dan por fin (una mínima parte de) su merecido, la cosa acaba con Berlusconi en el hospital, media Italia encantada y la otra media (bastante más de media en realidad) furibundamente indignada, y el agresor detenido, para posteriormente diagnosticarle una enfermedad mental y enchironarlo en un psiquiátrico.

Puede que Tartaglia esté como una regadera, pero, sinceramente, creo que el hecho de atizarle al sucio fascista mafioso putero ladrón corrupto de Berlusconi un mandoble con una réplica del Duomo y mandarle los empastes a la Vía Apia es uno de los actos más lúcidos que he visto jamás.

Quizás los locos son los otros, esos que han saltado como fieras a defender a Il Cavaliere o, mucho más aún, los millones que llevan años dándole su voto. Aunque locos, lo que se dice locos... no sé yo. Más bien tontos del culo.

Si ya lo decía el primo Machado (sí, aparte de al Fary, también conozco a otros grandes de la cultura española) cuando escribió aquello de 'El loco'.

No fue por una trágica amargura
esta alma errante desgajada y rota;
purga un pecado ajeno: la cordura,
la terrible cordura del idiota.

De idiotas como tú, Silvio; y como todos los que te votan.

3 comentarios:

Pilar dijo...

Eso, rebosa bilis por tus dedos, jaja.

Ahora se han disparado las ventas de la réplica del Duomo tras esta hazaña:

http://www.bbc.co.uk/mundo/internacional/2009/12/091216_berlusconi_souvenir_ventas_jp.shtml

Unknown dijo...

Ostia niño!!!!!
Imprime “días de fuego”, mete como puedas algún objeto contundente dentro… y empótraselo en la cara al Zp o al Rajoy o cualquiera de esa gentuza…
Te forras loco !!!! te sacas guita pa producir la película y to!!
Yo no me lo pensaba dos veces…

Yaha! dijo...

Ha nacido usted para los negocios, señor Pain.
Aunque he de decirle que jamás permitiría a mis mexicanos entrar en contacto con los caretos de semejante escoria.
Además, el hecho de imprimirlo me costaría un dinero que reduciría los beneficios.
Por eso he pensado que es mejor, puestos a golpear a esos payasos con algo que después la gente se vaya a volver loca por comprar, es mejor hacerlo con una bolsa del sabeco rellena de mis propios excrementos.
Rentabilidad: 100%.
Humor: 200%