miércoles, 30 de julio de 2008

Euskadi Ta Askatasuna III: Desde el Oja con amor

Los productores de El Señor de la Capucha y La Comunidad del tiro en la nuca, y los guionistas de Los Dos Zulos les traen la definitiva entrega con que culmina mi trilogía terrorista, tras la que se deja meridianamente claro por qué usted es potencial objetivo etarra.

Recapacitemos, si es usted juez o concejal, usted es objetivo de ETA; también si es guardia civil o rey de España –en ese caso, además, haga el favor de salir de mi blog–. Pero también si usted es un obrero o un taxista, si es lateral derecho del Numancia, si es un ama de casa de Huelva con la facciosa tendencia a cocinar bacalao al pil pil o una peligrosa niña de catorce años. En todos estos supuestos es usted un opresor potencialmente asesinable por un retrasado mental de entre veinte y veinticinco añitos que la mayor opresión que conoce es al Estado gravando el whisky con impuestos como artículo de lujo y obligándole, puesto que no le llega la pasta, a echar litros de kalimotxo.

Hoy, por una vez, dejaré de enumerar enemigos de los primos gudaris e, inopinadamente, Bilis abrirá sus glándulas secretoras a la poesía. La escribe un tipo de Arnedo, de nombre Ángel Mª Fernández, y ha llegado hasta mí debido a que aparece gratuitamente publicada en internet en un recopilatorio de poesía riojana llamado Materia Prima.

No sé si publicándola en mi grotesco blog vulnero algún copyright o ley de propiedad intelectual, pero, como ustedes comprenderán, después de cagarme en todos los muertos –creo que no lo había hecho aún, así que ahí va, de gratis– de una secta de asesinos, no es momento de andarse con menudencias ante la SGAE de Teddy Bautista. (Aprovecho la coyuntura para recomendar a todo aquel que pueda temer represalias por parte de la SGAE a que reflexione un par de minutos acerca de qué temor le causaría un personaje que combinase el nombre de un osito de peluche con el de un profeta judío, por ejemplo, Jeremías de Pú o Winnie de Arimatea. Pues eso.)

El poema se llama Torres Gemelas y aquí está, dedicado a todos los hijos de puta que alguna vez han matado u ordenado matar en nombre de un dios, una raza o una patria:

En mi guarida francesa lloré
de patetismo; pobre,
creíame un terrorista auténtico,
un auténtico coloso del horror,
matón, un asesino.

Dónde mis kilos de goma dos, dónde
mis pistolas, explosivos.
Dónde el desprecio a mis hermanos,
dónde mi mala leche,
dónde mi rencor, mi escepticismo.

Dónde la recopilación de datos,
el espionaje a mis vecinos
dónde, me pregunté sobrecogido;
y en mi guarida francesa, enano,
lloré de patetismo.

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