martes, 1 de julio de 2008

Huelguista malo, caca

Los malvados transportistas pretendían provocar la hambruna en la población, pero el glorioso gobierno socialista que vela día y noche por el pueblo español, lo ha evitado. Ha logrado convencer a los camioneros, esgrimiendo para ello argumentos de peso.

Señor transportista, esto son cosas de la coyuntura económica, de la desaceleración, y no por ello los ciudadanos de a pie deben pagar los platos, ya que ellos también sufren las consecuencias del alza de los combustibles, séame solidario maese camionero. Sea solidario como yo, que a causa de la crisis me he visto obligado a doblarme el sueldo de diputado para poder llenar el depósito del Mercedes tres veces por semana. Y es que los mejores putis están muy alejados del centro, oiga.

Quizás el problema reside en que la crisis ahoga a los camioneros hasta tal punto que la situación se hace por completo insostenible. Puede darse el caso de que a la población civil no camionera también le ahogue más de lo humanamente asimilable, en cuyo caso, debería reaccionar. Ahí al menos los camioneros se han movido. Saben que son un sector capaz de paralizar la actividad del país y lo aprovechan. Lástima que una vez puesto en marcha el comienzo del caos dejen las negociaciones en manos de los de siempre. De sindicatos no compuestos por transportistas sino por leguleyos que no recuerdan ya dónde está el embrague, a los que se la suda que el acuerdo sea bueno, malo o regular con tal de que haya acuerdo con que colgarse la medallita y después marginar a todos aquellos que no han decidido sumarse al él; miembros de sindicatos pequeños o inpendientes, o incluso autónomos no sindicados. A esos ya les pueden ir dando por el culo, que con un poco de suerte la policía ya les calentará las costillas.

Mientras tanto, sin estar tan ahogados como quien necesita el combustible como su propia sangre, los demás, que no vivimos precisamente como una estrella del pop (ya les presentaré al Chindas), ni siquiera nos planteamos la protesta. Formamos parte de una población dormida, aborregada, donde aquellos que se mantienen mínimamente despiertos son tan pocos y cuentan con tan escaso apoyo popular que cuando la policía los infla a hostias a nadie le importa. Alguno incluso, se alegra. Ya era hora de que les calentasen los morros a esos cabrones, que por su culpa llevo una semana sin poder merendar yogures.

Total, que la huelga acaba y todo vuelve a la normalidad. Y un producto sigue saliendo del campo, del agricultor, a precio de uno y llega al consumidor, tras el transporte, a precio de diez. Si lo que ganan los transportistas no les da para comer, ¿dónde queda toda esa enorme diferencia? Yo se lo diré, la cosa es muy simple y se llama pura y dura especulación. Alguien se queda con la parte gorda, convirtiendo en prohibitivos para muchos los precios de los productos más básicos. ¿Quién? Pues son los intermediarios, los especuladores y las grandes multinacionales los que se quedan con todo el pastel. O me estoy perdiendo algo, o esto es una cabronada, como diría la canción. Pero, atención, pregunta: si esto lo sé yo, que tengo una considerable tara mental, ¿creen que no lo saben los gobiernos?

Claro que lo saben, perfectamente además. Pero, ¿cómo van a hacer nada si viven de ello? Aparte de los ingresos que reciben del Estado en función a pretéritos resultados electorales, los partidos políticos reciben sustanciosas donaciones anónimas de particulares y, fundamentalmente, empresas. Esas empresas poderosas, las mismas que especulan, que trafican con el trabajo de obreros y campesinos, son las que controlan el poder. Porque no hay nada anónimo ni nada gratis en política.

Así que, señores transportistas, queridos agricultores, apreciados obreros, estimados conciudadanos en general: hagamos tantas huelgas como nos salga de los cojones, después dejemos las negociaciones a cargo de sindicalistas profesionales, meros tentáculos de la patronal, y por último acudamos a votar a aquellos que viven de los regalos de quienes nos obligan a ir a la huelga. Seguro que así se arregla todo. Si, si. Votando. Claro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dieguin, ya sabes que en estas cosas discrepo!
Tengo serias dudas de los beneficios reales que tienen las ayudas a conbustibles, no se en que medida es bueno o malo.
Respecto a los agricultores, pues si es una putada que existan tantos intermediarios, pero sigue siendo mas barato comprarlo en un super que desplazarse a comprarlo al campo, por eso existen los intermediarios. Especuladores fuera, eso esta clarisimo.
Y el derecho a huelga esta garantizadisisimo, asi que adelante a hacer huelgas si se creen necesarias.
Un saludo, Adolfo